La literatura infantil es esencial

La literatura infantil es esencial

La literatura infantil no es importante. La literatura infantil es esencial.

La literatura es el cimiento sobre el que se sustenta el pensamiento. Clic para tuitear

Por eso, el mejor regalo que puedes recibir en el colegio es que te enseñen a leer y a escribir. Esto, dicho así, sin más, es un simple tópico, ¿verdad? Pues no. Te diré que es un gran regalo. Probablemente uno de los más importantes de tu vida, porque te hará libre. No existe mayor libertad que la expresión. Saber pensar por ti mismo, sin necesidad de adoptar las ideas de otro para exponer tu opinión, no tiene precio.

Foto tomada de El Español. Mis Michos eran los de la izquierda.

Yo no olvidaré nunca a la señorita Antoñita, la mujer alegre, risueña y muy cariñosa que con infinita paciencia me enseñó a leer. No puedo olvidar las tardes de lectura con las cartillas de Micho. Después vendrían los cuentos infantiles, más tarde los libros de Barco de Vapor, también los de Los Cinco. Pronto llegó la saga de Dollanganger de V. C. Andrews que recomiendo con auténtico fervor a todo el mundo (Flores en el ático, Semillas del ayer y Jardín sombrío) y Rebecca de Daphne du Maurier. Y así, sin darme cuenta estaba leyendo El Quijote, La Regenta y tantos y tantos clásicos.

De esta manera, utilizo aquel regalo que me hizo mi querida Antoñita, y juntando las letras que forman estas palabras elaboro frases que expresan por escrito mi pensamiento. Sin embargo, he querido traer esta semana a un experto en la materia. A una persona a quien admiro; primero, por ser capaz de vivir de la literatura — todo un sueño para mí — . Segundo, porque a través de sus libros capta la atención de los más pequeños y jóvenes invitándolos a pensar. A ser libres. Y este es el público más exigente desde mi punto de vista. También el más fiel.

La literatura te hará libre. Clic para tuitear
Foto tomada de la Editorial Tinturas.

Para elaborar este artículo, he contado con la ayuda y amabilidad de Santiago García Clairac. Escritor y publicista que ganó el Premio Cervantes Chico. Autor de la trilogía El Ejército Negro o de El principito se fue a la guerra, último libro de los más de veinte que ha escrito.

Decía en el artículo El principito para aprender a pensar que la literatura infantil y la educación van de la mano. Debe ser una ocupación de los padres, por supuesto, reforzada por los profesores en los colegios. Pero me interesa la opinión de quien de verdad sabe de este tema. Y Santiago afirma muy seguro que, el orden lógico de acercamiento a la lectura está claro, los niños deben acercarse a la lectura en los dos sitios a la vez. Es verdad que se hace más hincapié en los colegios, porque es donde más se lee. Los profesores hacen un gran trabajo, un seguimiento de las lecturas. Hay un plan lector. Además, es donde los niños aprenden a leer con lecturas obligadas que son necesarias.

Los padres somos los que tenemos que mostrar la lectura por placer.

La literatura infantil es esencial. Y nos lo demuestra Santiago con una explicación tan lógica como inteligente que ha hecho que comprenda, gracias a la conversación que hemos mantenido, por qué es un gran escritor. Santiago leyó El Principito con 9 años y en francés mientras que yo abandoné la lectura con 11, al no entender lo que quería transmitir. Pero es que, para él, éste es un libro para sentir. No hay que intentar comprender. Solo sentir, entonces te atrapa. De mayor lo podemos razonar y, por tanto, entender el gran mensaje que intenta transmitir su autor; un pacifista durante la Segunda Guerra Mundial. Pero sí, la primera vez que lo leí, no lo entendí, sin embargo, quedé atrapado, dice. Santiago consiguió sentir en varias escenas. Mientras, yo solo contemplé con bastante atención las ilustraciones, que por aquel entonces, para mí, solo eran simples dibujos.

Ahí lo tienes. Para ser una gran escritor, primero hay que ser un gran lector.

Parece que la literatura juvenil y la de adultos, son dos mundos claramente diferenciados, frente a esa falsa creencia de que los mayores leemos más que los niños. Sin embargo, ¿cuántas veces has oído decir a un adulto que no lee por falta de tiempo?

Envueltos en nuestra vorágine del día a día, perdemos ese fabuloso tiempo de lectura que tanto nos cultiva. Lo peor de todo es que nos creemos que es verdad, que no disponemos del tiempo necesario para saborear un libro. Pero no es más que una bobería, porque la lectura es como el sexo y si de verdad quieres hacerlo nunca pondrás excusas.

Entonces, ¿se lee o no se lee? Cada vez hay más ventas de libros, sin embargo, mucha es la gente que confiesa no leer. Pero y ¿los niños? ¿leen? ¿Cuál es la situación de la literatura infantil hoy?

En este sentido, Santiago es contundente, la situación actual de la literatura infantil frente a la literatura de adultos no es comparable, pero de hacerlo, está en una situación inmejorable, porque los niños leen mucho. En una encuesta de hace poco, preguntaban por la calle si los niños leen. Hay una gran mayoría que piensa que están demasiado entretenidos con maquinitas y tablets, pero nada más lejos. Y la muestra es que cada año sube la cantidad de lectores infantiles. Y esto es gracias a una labor muy bien entendida y hecha en los colegios donde se trabaja la lectura en grupo.

La situación actual de la literatura infantil es inmejorable. Santiago García Clairac. Clic para tuitear

Del mismo modo que el mejor regalo que un niño puede recibir es aprender a leer, el peor castigo es prohibirle leer. Quítale de hacer cualquier cosa, pero no la lectura.

Libro de Santiago García Clairac.

Creo que la literatura infantil se encuentra muy encasillada en un público determinado, que como he dicho, es el más exigente a la par de fiel. Si carecemos de tiempo para leer libros que consideramos de adultos, no podemos perder el poco del que disponemos en libros infantiles. Muchas veces nos equivocamos y nos perdemos grandes lecturas, aventuras o reflexiones.

Decía Ana María Matute en una entrevista de 2010 que «la literatura infantil estaba antes muy menospreciada en este país. Se le consideraba subliteratura y es todo lo contrario. Es enseñar a los niños que existe algo maravilloso que puede hacer que su vida sea doble cuando leen».

Como digo, esto ocurría hace diez años, hoy en los años 20 de nuestro siglo, para Santiago todavía se menosprecia. Cuando me preguntan qué escribo y digo que libros para niños siempre me dicen: ¿cuentos? No, yo escribo libros. Es verdad, que ahora cada vez son más los padres que leen los libros que les gustan a sus hijos. En un encuentro que hice hace poco en Cuenca asistieron madres para ver al autor de esos libros que habían leído también ellas.

No puedo evitar ante esta situación preguntar por los escritores de esta literatura. ¿Están valorados? El protagonista absoluto de este artículo, Santiago García Clairac, lo tiene claro.

Los escritores de literatura infantil son desconocidos para el público. La gente piensa que este tipo de escritor es alguien que se aburre y se cree niño, pero como no nos leen no pueden valorar. A los más conocidos sí se les valora, pero se les mira por encima del hombro. Hay autores de adultos que intentan escribir para niños y no les sale, porque no es su terreno. Igual que yo no podría escribir para adultos.

Ante esta reflexión de Santiago, yo me pregunto ¿cómo es posible no valorar a estos escritores? Gracias a ellos hemos aprendido a leer, son parte de nuestra infancia. Todo lector está en deuda con ellos, porque sus libros, aventuras, historias o fantasías han dado como resultado que hoy tú y yo seamos consumistas literarios.

Desde aquí, quiero homenajear a todos los escritores de niños para niños y adultos. Porque gracias a su espectacular trabajo, todos los que hoy leen este artículo —por supuesto, también que lo escribe—, necesitan la lectura en sus vidas. Ellos son el origen junto a los maestros que nos enseñaron a leer.

Gracias a Santiago García Clairac por el rato de charla sobre una literatura siempre presente, pero desconocida: la infantil. Por regalarme parte de su tiempo tan amablemente y dejar que me alimentara de su experiencia y conocimiento. Hablar contigo me ha dado una pátina de saber literario.

Me reafirmo: la literatura infantil es esencial.

¿Me cuentas cómo te adentraste en el mundo de la literatura?

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