Doce uvas

Doce uvas

Conseguido. Hemos llegado al último artículo del año. Como cada 31 de diciembre, unos minutos antes de la cuenta atrás, todos los españoles nos sentamos delante de la televisión con las doce uvas de la suerte. El objetivo es despedir el año y dar la bienvenida al nuevo tomando una uva por cada campanada que marca el reloj de la Puerta del Sol de Madrid.

Pero, ¿por qué nos tomamos doce uvas en Nochevieja?

Existe la creencia de que esta práctica surgió por primera vez en la Navidad de 1909 cuando en Alicante hubo un excedente en la cosecha de esta fruta y tuvieron la idea de contar la historia de las uvas de la suerte para vender toda la producción.

De hecho, el rey Alfonso XIII se tomó las uvas en la famosa Puerta del Sol la última Navidad que pasó en Madrid antes de marchar al exilio.

Sin embargo, hay pruebas que documentan que esta tradición surgió mucho tiempo atrás.

La práctica de tomar las uvas la última noche del año se remonta a 1880. En aquella época, copiando a los franceses, los ricos españoles despedían el año bebiendo champán y tomando uvas.

Mientras tanto, en Madrid ese año, el ayuntamiento prohibió los festejos callejeros de la noche de Reyes de los que disfrutaba el pueblo.

Los madrileños, que siempre han sido muy ingeniosos a la par que reivindicativos (a ver si nos vamos a creer ahora unos modernos), salieron a la calle la última noche del año y se reunieron en Sol para tomar las uvas al son de las campanadas que indicaban el nacimiento del nuevo año. Nadie había prohibido esto porque no era tradición, sino la primera vez que se hacía.

La idea era reivindicar su libertad de festejar y ya, de paso, burlarse de los ricos que tomaban las uvas y el champán en sus fiestas privadas.

Es curioso que en 1884 un periódico se refiriese a este acto como «una costumbre imperecedera».

¿Por qué uvas y no frambuesas? Y ¿por qué de la suerte?

Primero porque no era una fruta muy costosa, recuerda que era gente del pueblo con poco poder adquisitivo la que comenzó la tradición, aunque su origen se tratara de una burla.

Pero también por la simbología. Las uvas representan la abundancia, la prosperidad y la suerte.

Y son doce, una por cada mes del año.

Para muchos es pura superstición. Los que no son muy amigos de esta fruta suelen sustituirla por otra de tamaño similar o por doce sorbitos de vino que, al fin y al cabo, sigue siendo uva.

¿Eres de seguir esta tradición? Te leo en los comentarios.

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