El Ritz, un hotel de novela

Que el Ritz es un hotel de novela es tan evidente como que la sandía es la fruta estrella del verano y este año ambos son un lujo.

Rara es la novela ambientada en el siglo XX que no nombre a este hotel o incluso lo tenga de escenario principal.

Es precisamente aquí, en su jardín de invierno, donde la protagonista de mi novela Anna, no mires atrás conoce a la mujer que cambiará la última parte de su vida.

Pero vamos a conocer un poquito más este lugar. Hoy te voy a contar algunas curiosidades de un hotel relevante en mi última novela que ya está a la venta en Amazon.

¿Sabías que este hotel se construyó por orden del rey Alfonso XIII?

Cuando el rey vuelve de su gira por Europa para buscar esposa, se da cuenta de que Madrid no cuenta con un hotel a la altura del Ritz de París o Londres. España, en concreto la capital, carecía de un hotel de lujo para recibir a la realeza europea como quedó demostrado en su boda con Victoria Eugenia. Manda entonces construir el Ritz aportando él gran parte del capital, finalmente se inaugura en octubre de 1910. Años más tarde, este fue el sitio elegido para colocar la mesa de condolencias por la muerte de Alfonso XIII, que falleció en Roma en el exilio.

Son muchas las curiosidades que rodean a este lugar y que tienen que ver con el derecho de admisión.

Por ejemplo, en sus orígenes fue un hotel vetado a actores y toreros. También existe la leyenda de una regla interna denominada NTR (No Tipo Ritz) mediante la que invitan a determinados clientes a alojarse en el Palace. Como ves, se trata de un hotel muy selectivo.

Entre sus muros de hormigón de estilo barroco en los que se respira lujo y exclusividad se cuidan todos los detalles. Resulta relevante la premisa que aún hoy siguen fielmente «En este hotel nos adelantamos a los deseos de los clientes».

Sin duda se trató del hotel más lujoso y cómodo de la época y hoy sigue siendo un referente de glamour y ostentación. El Ritz, un hotel de novela en el que todas las habitaciones son exclusivas. Decoradas con alfombras hechas a medida por la Real Fábrica de Tapices y con sábanas de lino bordadas en seda. La marroquinería es de Loewe, la vajilla de porcelana de Limoges y la cubertería de plata y oro de The Goldsmiths.

La inauguración de este hotel en 1910 incorporó costumbres nuevas en la alta sociedad madrileña. Así, las damas comenzaron a tomar el té en sus salones y cada lunes se celebraba una fiesta exclusiva conocida como «los lunes elegantes» que se publicaba en los periódicos. También se comenzó a bailar por las tardes el fox-trot.

Durante la guerra civil se convirtió en un hospital de sangre, es decir, un hospital provisional en el que se reciben a enfermos de uno y otro bando.

Tras la guerra, se renovó para recibir a nuevos y selectos clientes. Por ejemplo, el rey Juan Carlos que se alojó la noche antes de instalarse en la residencia de estudiantes. Además, allí acudía para cortarse el pelo o leer el periódico.

Fue en la década de los años setenta cuando vivió una época de decadencia para volver a resurgir posteriormente. Pero antes de esto, tras la guerra, el Ritz recuperó su esencia, aunque relajó las medidas más estrictas de etiqueta y protocolo. Sus puertas se abrieron a actores y demás farándula sin perder un ápice de exclusividad.

El Ritz, un hotel de novela que hoy sigue llevando por bandera la exclusividad y elegancia. Un lugar que más de cien años después todavía cumple el deseo de Alfonso XIII.

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