8 frases para la historia

8 frases para la historia

En el paseo por la historia a través de sus curiosidades, te quiero hablar hoy de 8 frases para la historia.

Es una condición implícita al ser humano eso de pensar en las primeras veces, sin embargo, somos poco dados a reparar en las últimas. Lo que también es lógico, de ser así, nos costaría alcanzar ya no la felicidad, sino el orden vital.

Si eres de los que piensa que antes de morir se pronuncian palabras cargadas de cierta intensidad, estás equivocado. Prepárate, porque hoy vamos a conocer lo último que dijeron algunos personajes famosos antes de morir. 8 frases para la historia.

  1. «Critón, le debemos un gallo a Asclepio. No olvides pagárselo».

Sócrates ya sabemos que fue condenado a suicidarse con cicuta. Lo acusaban de pervertir a los jóvenes alejándolos de los dioses. Si imaginamos la dureza de la sentencia, es fácil presuponer cierta profundidad en los pensamientos finales. Sin embargo, el ser humano es impredecible y todo aquello que puede invadir nuestra mente en los momentos más trascendentales más impredecible aún.

Este es el caso de Sócrates que mientras esperaba que el veneno le hiciera efecto, recordó que tenía pendiente el sacrificio de un gallo a Asclepio, el dios de la medicina. Y así se lo hizo saber a su amigo Critón, a quien le encomendó su última voluntad.

Continuamos con esta lista de 8 frases para la historia.

  •  «Al más fuerte»

Cuando a Alejandro Magno en el lecho de muerte le preguntaron sus generales a quién dejaría su vasto imperio, la respuesta fue esa: al más fuerte.

Recordemos que su único hijo legítimo era un bebé cuando él murió, por eso, la cuestión de la herencia resultaba tan importante.

Sin embargo, la duda está servida y hoy sigue siendo un enigma. Resulta que él dijo eso de ‘al más fuerte’ que en griego es krat’eroi, pero es probable que estuviera mencionando a Crátero, uno de sus generales más leales. Al no estar éste presente en el lecho de muerte, es posible que los generales que lo acompañaban en ese trance quisieran entender lo que les convenía. De ahí al más fuerte. La cuestión es que hubo una guerra de todos contra todos que causó la desintegración del imperio en multitud de reinos.

  • «¿Tú también, hijo?»

Cuáles fueron con exactitud las palabras pronunciadas por Julio César no se sabe. En lo que sí parece coincidir todos los historiadores es en que el destinatario fue Brutus, uno de sus asesinos.

Shakespeare hizo famosa la frase Et tu, Brute?, (¿Tú también, Bruto?); sin embargo, el historiador romano Suetonio, sostiene que habló en griego diciendo: Kai su teknon? (¿Tú también, hijo?).

Por su parte, fuentes romanas, aseguran que las palabras exactas fueron: Tu quoque, Brute, filii mi! Lo que podemos traducir como ¡Tú también, Bruto, hijo mío! Claro que hay que interpretarlas en sentido figurado, porque le tenía aprecio a Brutus, pero no por ser su hijo. 

  • «No hay nada correcto en lo que vas a hacer, soldado, pero mátame con corrección»

Cicerón, gran orador y uno de los políticos más importantes de finales de la República, encontró la muerte por oponerse a Marco Antonio. Sin juicio previo, envió a un soldado a ejecutar a su máximo detractor que afrontó la muerte con dignidad, pese a la injusticia.

  • «La comedia ha terminado. ¡Aplaudid!»

Según el historiador Suetonio, el emperador romano Augusto pronunció estas palabras antes de morir. Aunque son dos las frases últimas. Por un lado, las que dirigió al pueblo: «Encontré una Roma hecha de ladrillo y os la dejo de mármol», por todas las obras importantes que se llevaron a cabo en la ciudad durante su gobierno. Por otro, las que regaló a los íntimos, a aquellas personas que lo acompañaron en el lecho de muerte: « ¿He hecho bien mi papel? Entonces aplaudirme al salir».

  • «¡Qué gran artista muere conmigo!»

Nerón, último emperador de la dinastía Julio-Claudia, es uno de los más famosos por sus extravagancias. Su reinado estuvo marcado por muchas sombras, pero también hubo luces, por ejemplo, promovió la cultura, sobre todo el teatro –hizo construir muchos– y la música. Él mismo era músico aficionado: cantaba y tocaba la lira.

Cuando llegó su momento, no quiso dejar que lo asesinaran y le ordenó a su secretario que lo apuñalase para morir con el mismo drama con el que había vivido. Y según el historiador Dión Casio, sus últimas palabras fueron: «¡Qué gran artista muere conmigo!»

  • «He ofendido a Dios y a la humanidad, puesto que mi trabajo no ha alcanzado la calidad que debería tener»

Leonardo da Vinci fue una de las personas más autoexigentes de la historia. El gran artista del Renacimiento vivió en un desafío constante. Ni siquiera tras toda una vida de logros se sintió satisfecho. Al sufrir un ictus a los 67 años, mandó llamar a un sacerdote para recibir la extrema unción y, según el historiador Giorgio Vasari, su mayor arrepentimiento fue el de no haber logrado la excelencia con su trabajo.

  • «Francia, el ejército, Josefina»

Parece que Napoleón Bonaparte dedicó sus últimas palabras a sus tres grandes amores: su país, el ejército y su primera esposa, Josefina. Pero sobre esto hay otras dos versiones: «Francia, mi hijo, el ejército» o una que no tiene nada ver con las otras dos: «me retiro estando al frente del ejército». Frases que hay que poner en tela de juicio porque es muy posible que no estuviera lúcido debido a la hemorragia interna que había sufrido.

Hasta aquí las 8 frases para la historia que siempre se recordarán.

Recuerda que también puedes ver este artículo como videopódcast aquí o aquí.

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