Anillos para guardar rapé

Durante las primeras décadas del siglo XX, una curiosa joya se popularizó entre ciertos sectores de la sociedad: los anillos para guardar rapé, también conocidos como los anillos del veneno.
Recibían este nombre por el compartimento secreto que tenían. Tradicionalmente, el rapé era una mezcla de tabaco en polvo que se inhalaba por la nariz. Con el tiempo, su consumo derivó en una práctica más problemática con el auge de sustancias como la cocaína. De ahí que el rapé pasara a ser considerado como la cocaína del pobre.
El diseño tiene historia. Los anillos para guardar rapé tenían su antecedente en los anillos de veneno, utilizados desde la Antigüedad y la Edad Media por nobles y espías para esconder sustancias letales. Sin embargo, su función en el siglo XX se centraba en contener pequeñas dosis de rapé o cocaína, sustancia que, a pesar de su regulación progresiva, aún era consumida de forma recreativa.
El diseño de estos anillos incluía una tapa abatible o un compartimento deslizante, lo que permitía un acceso discreto al contenido. Se realizaban en plata, oro o metales más económicos. Destacaban detalles ornamentales que los hacían pasar desapercibidos como simples piezas de bisutería o joyería de lujo. Algunos estaban decorados con piedras preciosas o semipreciosas, lo que los convertía en accesorios valiosos y en algunos casos, símbolos de estatus.
¿Quiénes llevaban estos anillos?
El uso de los anillos para guardar rapé no se restringía a una sola clase social, aunque eran más comunes en ciertos círculos. En la alta sociedad, los utilizaban entendidos en arte y los bohemios que disfrutaban de los excesos en clubes privados y fiestas exclusivas. También se vieron entre artistas, escritores y músicos, que en muchos casos tenían una relación cercana con las sustancias estimulantes.
En los ambientes más bajos, los anillos para guardar rapé se convirtieron en una herramienta discreta para los trabajadores que querían un acceso rápido al rapé durante la jornada laboral. Además, en barrios donde la cocaína se popularizó como un sustituto barato de otros narcóticos, estos anillos ofrecían una manera ingeniosa de transportar y consumir la sustancia sin llamar la atención de las autoridades.
Las mujeres también adoptaron esta tendencia, en especial, en los círculos de la alta sociedad y el mundo del cabaret. Bailarinas, cantantes y actrices lucían estos anillos, no solo como un complemento de moda, sino como una forma de mantener un suministro discreto de rapé o cocaína. Para muchas de ellas, el consumo era parte del estilo de vida nocturno que caracterizaba la belle époque y los años 20.
Dependiendo del poder adquisitivo del portador, los anillos para guardar rapé podían ser auténticas joyas de lujo o piezas modestas pero ingeniosas. Los más opulentos se fabricaban en oro y estaban engastados con piedras preciosas como diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros.
Estas piezas no solo cumplían una función práctica, sino que también reflejaban el estatus de su dueño. En muchos casos, las piedras preciosas se usaban para camuflar la bisagra del compartimento secreto, asegurando que el anillo pasara desapercibido incluso bajo la observación más atenta.
Los anillos de menor valor, destinados a la clase media o baja, solían estar hechos de plata, bronce o metales más baratos, con incrustaciones de piedras semipreciosas como amatistas, granates, topacios o turquesas. Algunos utilizaban cristales de colores para imitar el lujo de sus equivalentes más caros.
El consumo del rapé, en las primeras décadas del siglo XX, se mantuvo entre la clase trabajadora y algunos bohemios que no podían permitirse drogas más costosas. Por eso, los anillos para guardar rapé pasaron a ser un accesorio habitual en ambientes de ocio, cabarets y clubes nocturnos.

Con la creciente regulación de sustancias como la cocaína y la prohibición del opio en numerosos países, los anillos de rapé se asociaron a prácticas clandestinas. Muchos consumidores los usaban para llevar consigo pequeñas dosis sin levantar sospechas. Estrategia que se asemejaba a la utilizada por los antiguos venenos ocultos en joyería.
A medida que avanzaba el siglo XX, el uso del rapé decayó significativamente, y con ello, la popularidad de estos anillos. La introducción de nuevas formas de consumo de sustancias y el endurecimiento de las leyes contra drogas hicieron que estos objetos perdieran su utilidad práctica.
Sin embargo, aún hoy se pueden encontrar ejemplares en colecciones privadas y museos. Nos quedan como testimonio de una época en la que un simple anillo podía ser una puerta de acceso a placeres prohibidos.
Así, los anillos para guardar rapé son un símbolo de la delgada línea entre lo elegante y lo subversivo. En la actualidad, algunos coleccionistas buscan estas piezas como reliquias de una época de excesos y secretos bien guardados. Lo que recuerda un tiempo en el que la moda y el vicio se entrelazaban en una joya aparentemente inofensiva.
No olvides suscribirte para recibir cada viernes un nuevo artículo en tu correo. También recuerda que puedes ver el videopódcast en YouTube o Spotify.