Las desgraciadas hermanas de Alfonso XIII

Las desgraciadas hermanas de Alfonso XIII

Las desgraciadas hermanas de Alfonso XIII: dos princesas entre el deber y el destino

Alfonso XII de Borbón, rey de España entre 1874 y 1885, tuvo una vida breve pero intensa, marcada por la restauración monárquica tras la I República y una muerte prematura que dejó al país en una situación de incertidumbre. Aunque es más recordado por su figura política y por su viuda, la joven reina regente María Cristina de Habsburgo.

La pareja real tuvo tres hijos. De ellos, las dos niñas desempeñaron un papel relevante en la vida dinástica de la España de finales del siglo XIX y principios del XX. Nos referimos a las infantas María de las Mercedes y María Teresa testigos silenciosas de una monarquía en transformación.

Infanta María de las Mercedes: la princesa que fue heredera

María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena nació el 11 de septiembre de 1880 en el Palacio Real de Madrid.

Desde muy pequeña, María de las Mercedes fue testigo del luto de su madre, la reina María Cristina, por la muerte del rey Alfonso XII.

A la pequeña infanta la nombraron princesa de Asturias tras la muerte de su padre en 1885, pues su hermano Alfonso no había nacido aún, su madre estaba embarazada en ese momento. Durante varios meses, Mercedes fue la heredera al trono hasta el nacimiento de su hermano varón que la desplazó en la línea sucesoria.

Sin embargo, su título de princesa de Asturias se mantuvo como reconocimiento a su posición como primogénita y posible heredera en caso de que Alfonso XIII muriera sin descendencia. Este papel de reserva dinástica marcó su vida y la convirtió en una figura clave de la corte, aunque su destino no sería reinar.

Educada con esmero por su madre y rodeada de institutrices europeas, Mercedes fue una joven culta, de carácter sereno y obediente. Una mujer marcada por la sobriedad de la educación austrohúngara recibida de su madre.

A punto de cumplir los veinte años se enamoró del príncipe napolitano Carlos de Borbón Dos Sicilias. Enfrentada a la opinión de su madre, Mercedes se casó con Carlos el día de san Valentín de 1901. La ceremonia en el palacio Real fue austera y de esa unión nacieron tres hijos: Alfonso, Fernando y una niña, Isabel Alfonsa. Curiosamente, los dos hijos varones llevan el mismo nombre que sus hermanos bastardos, los hijos de Alfonso XII con Elena Sanz.

Alfonso de Borbón-Dos Sicilias desempeñó un papel destacado durante el franquismo como pretendiente carlista y, más tarde, como padre del duque de Calabria.

Pero Mercedes murió pronto, demasiado joven por complicaciones en el tercer parto. Era 1904 y tenía 24 años.

Se dice que el príncipe Carlos se negaba a separarse del féretro de su esposa impidiendo que lo cerrasen y hubo casi que arrancarlo de su lado.  

Como curiosidad te diré que se casó tres años después con Luisa de Orleans. De los hijos de la nueva pareja destaca María Mercedes, madre del emérito. Una niña a la que pusieron el nombre de la infanta.

Su corta vida fue la de una princesa sacrificada por las exigencias del deber dinástico, pero su descendencia seguiría reclamando derechos al trono durante el siglo XX.

Infanta María Teresa: la princesa discreta

La infanta María Teresa de Borbón y Habsburgo-Lorena, nació el 12 de noviembre de 1882. A diferencia de su hermana Mercedes, María Teresa nunca fue heredera.

Su vida transcurrió con menor exposición pública, aunque siguió desempeñando un papel importante en la vida de la familia real.

Conocida por su discreción y su carácter reservado, María Teresa fue también fruto de una educación estricta y tradicional. Las desgraciadas hermanas de Alfonso XIII, al igual que ocurrió con muchas princesas de su tiempo, tuvieron una vida condicionada por los equilibrios políticos y los intereses de la corona.

En 1906, un año después de la boda de su hermano Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, contrajo matrimonio con su primo Fernando de Baviera, miembro de la casa real bávara.

Un matrimonio preparado desde la infancia, especialmente por su tía Isabel que escribía a su hermana Paz, madre de Fernando, cartas hablando de las bondades de María Teresa. Ésta, que vivió en la austera corte de su madre la reina regente María Cristina, era inteligente, modesta y bondadosa.

Esta unión hispano-bávara tuvo importancia política al reforzar los lazos entre la monarquía española y las casas reales germanas. Recordemos el tenso contexto internacional a las puertas de la Primera Guerra Mundial.

María Teresa y Fernando tuvieron cuatro hijos y vivieron entre España y Alemania. La infanta siempre conservó su título y privilegios como miembro de la familia real española.

Tras el estallido de la guerra, su esposo renunció a sus derechos bávaros y se nacionalizó como español. Un ejemplo que demuestra la influencia de la infanta por mantener sus lazos con España. María Teresa falleció en 1912, víctima de una pulmonía, con apenas 29 años, dos años antes del inicio del conflicto europeo que habría puesto a prueba sus lealtades familiares.

Las desgraciadas hermanas de Alfonso XIII. Dos destinos, una misma época.

Las hijas de Alfonso XII representan dos formas de vivir el destino reservado a las mujeres de sangre real en una Europa de transiciones. Mercedes, como princesa de Asturias, fue un símbolo de continuidad dinástica en tiempos inciertos. María Teresa, un ejemplo de diplomacia familiar y de unión entre casas reales.

Ambas mujeres vivieron marcadas por la figura ausente de su padre, por la fuerte influencia de una madre regente y por el deber hacia la corona, sin llegar a cuestionar nunca el papel que la historia les había asignado. Sus breves existencias reflejan también la fragilidad de las princesas en una época de cambios, donde la corona parecía estar por encima de la vida personal.

Hoy, sus nombres permanecen en la memoria histórica más como notas a pie de página que como protagonistas. En cambio, sin ellas no se comprende el entramado familiar y político que permitió la supervivencia de la monarquía española durante la Restauración.

Las desgraciadas hermanas de Alfonso XIII eran princesas entre el deber y el destino, hijas de un rey que murió joven y de una reina que supo sostener el trono en medio de la adversidad.

Las hijas de Alfonso XII tuvieron una vida marcada por la desgracia, especialmente desde una perspectiva humana y personal. Aunque nacieron en la cuna de una de las casas reales más antiguas de Europa, sus vidas estuvieron atravesadas por pérdidas tempranas, deberes impuestos y muertes prematuras.

Ambas princesas vivieron bajo la sombra de un padre idealizado y de una madre severa, cuya prioridad era la continuidad de la monarquía, no la felicidad individual de sus hijas. Ellas no eligieron su papel.

Las desgraciadas hermanas de Alfonso XIII murieron sin poder desarrollar una vida adulta plena, marcadas por la obediencia, la maternidad temprana y las enfermedades.

En ese sentido, sí puede afirmarse que sus vidas fueron desgraciadas: no por escasez material, sino por la falta de libertad, el peso del deber y las muertes tempranas que las alejaron de cualquier atisbo de realización personal.

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