El amarillo de Van Gogh
En nuestro paseo por la historia a través de sus curiosidades de hoy te quiero hablar de pintura. El amarillo de Van Gogh tiene una explicación. Porque la historia cuenta con esas cositas que desconocemos y son las que la hacen atractiva.
Esta semana quiero revelarte un secreto: El amarillo no era su color favorito del pintor. La abundancia de este tono en su obra está relacionada con una enfermedad, su tratamiento y las consecuencias que la ciencia hoy nos puede explicar.
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Es en el siglo XIX cuando el pintor Vincent Van Gogh se convierte en uno de los máximos exponentes del postimpresionismo. Su obra, alrededor de ochocientas pinturas, destaca por los colores llamativos y vibrantes capaz de atraer la atención de cualquiera por ser el color amarillo el que destaca sobre los demás.
Pero es imprescindible tener en cuenta la salud del pintor para entender su obra. Y es que el amarillo de Van Gogh contiene tras de sí una historia.
Para comprender el uso casi obsesivo de este color por parte del artista, te quiero hablar de la conclusión a la que llegaron unos investigadores de la Revista Internacional de Trastorno Bipolar. Éstos, tras estudiar al pintor, concluyen que Van Gogh había desarrollado trastorno bipolar, con rasgos de trastorno de personalidad límite, siendo factible que su empeoramiento se debiera al consumo de alcohol combinado con la desnutrición.
El profesor Nolen, después de revisar los seis volúmenes de cartas que dejó el pintor, aseguró que «no está completamente claro qué forma de trastorno bipolar padeció, porque, aunque sus episodios de depresión eran claramente muy graves, no podemos determinar a partir de las cartas si sufrió el lado maníaco».
De dar por válido este problema se entiende mejor la predilección del amarillo en sus obras. Puesto que estaría relacionada con una intoxicación por digital (Digitalis purpurea). Era una medicina empleada para hacer frente a diversas patologías. Por ejemplo, en el siglo XIX se usaba para tratar las crisis maniacodepresivas.
Y Van Gogh, que padecía ataques que lo desconcertaban física y mentalmente, era un consumidor habitual de digitalis para paliarlos por las propiedades sedantes y antiepilépticas que se le atribuían.
Hoy sabemos que las personas que consumían un exceso de digital desarrollaron xantopsia, una patología que alteraba la percepción de los colores, tendían a ver los objetos de un tono amarillento.
De modo que Vicent van Gogh veía el mundo a través de un filtro amarillo provocado por la medicina que consumía. Ahí está la explicación del amarillo de Van Gogh, porque plasmaba lo que veía, nada más.
Es importante señalar que, con la xantopsia aguda, el pintor habría sido incapaz de diferenciar los blancos y los amarillos mientras que los azules le habrían parecido verdes.
Pero aún hay una hipótesis más, la que sostiene que es posible que el pintor sufriera glaucoma de ángulo cerrado subagudo.
Este problema en la visión explicaría esos halos que Van Gogh pintaba en algunas de sus obras y que son evidentes en varias pinturas como El café de noche o La noche estrellada.
En el caso del pintor, era su médico personal, el Dr. Paul Gachet, quien le recetaba y suministraba la digital. Por supuesto, conocía bien los efectos secundarios que podía ocasionar su consumo. De ahí que le desaconsejase su abuso, porque podía producir un síncope e incluso llevar a la muerte por parada del corazón.
Te decía al principio que la obra de Van Gogh es tan extensa como interesante. Pero de la larga lista de pinturas, destaca la famosa serie de óleos «Los girasoles». Su creación fue posible gracias a los nuevos pigmentos decimonónicos, fundamentalmente, el amarillo de cromo que dotaba a los girasoles de luminosidad.
En cambio, si hoy nos acercamos a estos cuadros, no percibiremos el amarillo de Van Gogh, sino más bien un tono ambiguo a medio camino entre el amarillo y el marrón.
La explicación hay que buscarla en la ciencia. Y la teoría más aceptada es que se han producido cambios químicos en el pigmento amarillo de cromo por la exposición a los rayos ultravioleta. En resumen, la luz ha dado al traste con los colores originales de sus obras.
De cualquier manera, parece evidente que Van Gogh sentía predilección por el color amarillo, presente en gran parte de su obra. La casa amarilla, Terraza de café por la noche o La avenida de los Alyscamps son solo algunos ejemplos.
De lo que no hay duda es de que la obra de Van Gogh continúa siendo tan enigmática como llamativa.
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Excelente escrito.
Muchas gracias.
Un abrazo