Brujas y cerveza

Brujas y cerveza

En el primer episodio de esta tercera temporada te voy a descubrir una relación curiosa, la de una pareja inimaginable: la bruja y la cerveza. ¿Qué une a las brujas y la cerveza? Y, sobre todo, ¿por qué están relacionadas? Prepárate un café y disfruta de la historia que te cuento durante los próximos minutos.

Esta unión tan dispar a priori está conectada con un hecho histórico.

Vamos al comienzo. Verás, la caza de brujas solemos situarla en la Edad Media, sin embargo, cuando más juicios por brujería se llevaron a cabo fue en la Edad Moderna. Época durante la cual, las mujeres que fabricaban cerveza en el norte de Europa y en sus colonias americanas estuvieron bajo el dedo acusador porque decían que lo que hacían en realidad eran pociones. Los pobres gatos tampoco se libraron de las sospechas. De los adorables michis se decía que eran algo así como la reencarnación de sus familiares difuntos o incluso de las propias brujas.  

En realidad, es muy probable, que todas estas acusaciones que se vertían en relación con el mundo de la brujería no se las creyese la gran mayoría de los acusadores. Hasta es más que probable que respondieran a un beneficio personal o se tratara de una venganza.

Y es que, en el mundo cervecero, que es el que hoy nos ocupa, puede responder a una competencia desleal. Una acusación de tal calibre en la época implicaba el señalamiento. Es decir, la persona acusada caía en desgracia de manera inmediata. Por tanto, se trataba de un modo de acabar con la competencia.

Si te gusta la cerveza, te invito a que continúes por aquí unos minutos más. Recuerda también que puedes escuchar este artículo como pódcast en Youtube o Spotify.

Históricamente, las mujeres eran las encargadas de producir la cerveza y durante la Edad Media, también gestionaban las tabernas y los mesones. Si además eran buenas productoras, tenían la oportunidad de vender su cerveza en los mercados, lo que se traducía en ingresos extra. Si la mujer era viuda, esto era aún más importante, porque de ellas dependía el sustento de la familia.

Teniendo esta percepción clara, te quiero contar por qué se las acusaba de brujería. Entenderás así la relación brujas y cerveza.

La vestimenta y los complementos de las mujeres que trabajaban en el mundo de la cerveza ayudó a que la fama de bruja se extendiera con más facilidad.

Ropa oscura, sombrero acabado en pico y escoba. Características que te llevan a pensar en las brujas. Sí, a mí también, pero es se trataba del equipo de trabajo de las cerveceras, como un uniforme.

Primero, es importante contextualizar las modas. Y es que la ropa oscura era lo común en las mujeres protestantes como símbolo de austeridad. Mientras que los sombreros en forma de pico servían para identificarlas entre el bullicio de los mercados.

Segundo. La escoba contaba con especial relevancia en el mundo cervecero. Porque una escoba colocada en la fachada de la casa en la que se llevaba a cabo la producción indicaba que la cerveza estaba lista.

Hasta principios de la Edad Moderna, fueron fundamentalmente mujeres las encargadas de producir la cerveza. Pero con la llegada de la reforma protestante en el siglo XVI esto cambió. La mujer decente debía mantenerse alejada del alcohol. En el último capítulo de la temporada anterior vimos cómo en la antigua Roma ya sucedía esto. De modo que avanzamos, retrocedimos y volvimos a avanzar y a retroceder, pues a principios del siglo XX, la mujer volvía a tener vetado el consumo de alcohol en público. Al menos, la mujer decente. En mi novela Anna, no mires atrás descubrimos aquello del alcohol servido en teteras.

Volviendo a ese siglo XVI, las mujeres cerveceras empezaron a estar mal vistas. Fundamentalmente porque eran, en su mayoría, solteras o viudas que contaban con independencia económica gracias a este negocio y eso no podía ser.  

En tercer lugar, debemos hablar de los gatos. ¿Por qué se les asocia con la brujería? La respuesta la encontramos en los inicios de la civilización.

Sabemos que la cerveza es conocida y degustada desde tiempos inmemoriales. Las primeras civilizaciones en Mesopotamia ya la producían, incluso los egipcios daban buena cuenta de ella tanto en comidas como en ritos religiosos. Los antiguos sumerios hasta tenían una diosa de la cerveza, Ninkasi, que venía a ser como “la que llena la boca y sacia el corazón”. En épocas en las que la mayoría de la población pasaba penurias para sobrevivir, esta bebida suponía una importante fuente de calorías y se utilizaba incluso como medicamento, mezclada con hierbas medicinales.

Y como ocurría con cualquier grano que se tuviera que almacenar, los mayores enemigos de los productores siempre han sido los roedores. De ahí que los gatos fueran los responsables de mantener a esos roedores alejados de los graneros. Ya sabemos que, en Egipto, los gatos eran además los animales favoritos.

De ahí que, en la Edad Media, los mininos se convirtieran en la mascota preferida de las cerveceras. Por un lado, mantenían el grano a salvo de los roedores; por otro, sus locales eran lugares higiénicos libres de roedores gracias a la ayuda de los michis. Pero no todo podía ser positivo, y ahí estaban los hombres y las mujeres envidiosas que los convirtió en la diana de los acusadores.

Queda claro entonces que brujas y cerveza tienen una relación estrecha gracias a la historia. Los pobres michis son sólo un daño colateral quedando señalados o estigmatizados.

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