Juana la loca

Juana la loca

La sección de personajes de la historia de este mes está dedicada a Juana la loca que nació el 6 de noviembre de 1479.

¿Quién fue Juana la loca?

Juana llegó al mundo como la tercera de los cinco hijos que tuvieron los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Juana no nació para ser reina; sin embargo, la vida es caprichosa y la muerte de sus dos hermanos mayores la alzó como heredera de su madre Isabel de Castilla. Si tenemos en cuenta cómo fue su vida, seguro que prefirió que la parca hubiera llegado antes a recogerla. Murió con 76 años.

Desde niña recibió la educación propia de una infanta que nada tuvo que ver con la de su hermana Isabel o su hermano Juan.

Con diecisiete años se casó con su primo Felipe el Hermoso como consecuencia de la estrategia de alianzas matrimoniales que sus padres, los Reyes Católicos, idearon para sus hijos. Tras la muerte de sus hermanos mayores, Juan e Isabel, en el año 1500 se encontró como la única heredera de las coronas de Castilla y Aragón.

Ella, que estaba supuestamente tan contenta en Flandes disfrutando de su incipiente vida marital, tuvo que regresar con urgencia a España tras el aviso de su madre.

No lo sabía, pero empezaban todos sus males, porque el poder no trae nada bueno.

Hoy podríamos decir que Juana fue una mujer maltratada psicológicamente. Vamos a ver por qué.

La reina Isabel había preparado todo para que reconocieran a su hija como la legítima heredera. En esta negociación, el marido de Juana, Felipe, quedaba excluido, porque lo relegaba a mero consorte. Esto hirió su orgullo de macho alfa y se marchó dejando a la buena de Juana embarazada de su cuarto hijo.

El problema comienza con la redacción del último testamento de Isabel. ¡Qué importantes son todas y cada una de nuestras palabras! En este confirmaba a Juana como su heredera, siempre y cuando estuviera en su sano juicio, por lo que añadía que si la reina Juana «estando en ellos, no quiera o no pueda entender en la gobernación dellos» su padre, Fernando, ejercería de regente.  Y a eso se agarraron para desacreditarla, porque el mundo estaba gobernado por hombres.

Juana es que, además, presentaba un problema para la época: no era sumisa, al menos, no todo lo que se esperaba de una mujer. Ese fue el origen de su calvario.

Recuerda que su marido, el Hermoso, se había marchado mosqueado dando un portazo cuando su suegra lo ninguneó frente a su mujer. Así que se dedicó a gozar de sus aventuras extramatrimoniales.

Sin embargo, Juana lo echaba de menos, porque parece ser que estaba muy enamorada de él, y quiso reunirse con su marido, pero mamá no la dejó. Ahí tuvo lugar una gran pelea entre ambas que perjudicó a Juana. ¡Cómo una mujer osaría hablar en ese tono a la reina si no estaba loca! Pobre Juana, si es que hay que obedecer a las madres. Aunque solo sea por el instinto que tienen, ya merece la pena prestarles atención.

El resultado supuso el comienzo del fin. Isabel cayó enferma por el sofoco que se llevó y a Juana la confinaron en el castillo de La Mota de Medina del Campo. Allí ocurrió un incidente que ha pasado a la historia como uno de los indicios de locura de la pobre Juana, cuando el único problema es que era una mujer adelantada a su tiempo.

Me imagino el ataque de ira en el que se vio envuelta unido a la desesperación por salir de allí y que su madre la escuchara. ¿Qué se le ocurrió para llamar su atención? En realidad, poco podía hacer. ¿Has estado en el castillo de La Mota? Pues eso, que lo que hizo fue salir al exterior del castillo sin ropa de abrigo y descalza en una de las noches más frías del año hasta las dos de la madrugada.

Castillo de La Mota en el que estuvo confinada Juana

Por supuesto, con este gesto consiguió que su madre la atendiera y le permitiera ir a Flandes, pero también supuso el comienzo de una campaña de desprestigio para apartarla del poder, porque entorpecía tanto al marido como al padre. Lo mejor era incapacitarla. De modo que no fue más que una conspiración masculina.

Cuando muere Isabel, Felipe acude raudo y veloz para gobernar en nombre de su pobre esposa loca y echa a Fernando del lugar en el que reinó durante treinta años. Nuevamente, por caprichos de la vida, muere muy pronto. Entonces, Fernando regresa a Castilla y se impone.

La pobre Juana que se exaltaba con facilidad cuando su marido la coronaba con distintas deslealtades no entendía que la acusaran a ella de loca. ¿Dónde estaba la sumisión? A esto se unió la prematura muerte de Felipe que la desestabilizó mentalmente. Estaba muy enamorada y embarazada de su último hijo. Entendible si tenemos en cuenta la situación, porque las hormonas afectan y mucho, también la obsesión.

Su padre, Fernando, no dejó pasar la ocasión. Él, que estaba siempre al quite, tomó el poder del gobierno de Castilla, por fin.

A Juana la vuelven a confinar, ahora en Tordesillas, hasta su muerte. Cuando muere su padre, sin volver a tenerla en cuenta, pues confinada estaba muy bien, se proclama rey su hijo, Carlos.

Por supuesto, este también sostiene la locura de su madre, de lo contrario, se tendría que bajar del trono y quitarse la corona.

Más de medio siglo pasó confinada la pobre Juana, que más que Juana la loca bien podría haber pasado a la historia como Juana la desgraciada. Si tras los tres meses de nuestro confinamiento, se puso de relieve el daño psicológico que produjo, imagina lo que sería medio siglo. ¿No es para volverse loca?

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4 thoughts on “Juana la loca

  1. Me conforta, instruye, atrae y relajan tanto tus escritos, como tu forma de relatarlos.
    Me es grato incluir mi comentario, a parte de ayudar placenteramente a que se cumplan tus sueños tan merecidos por tu esfuerzo.
    Jose Maria Sanchez

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