La maldición de los años cero
Nos encontramos inmersos en pleno cambio de gobierno en Estados Unidos. Por eso, en el paseo por la historia de esta semana, cruzamos el charco para hablar de una maldición. ¿Habías oído hablar alguna vez de la maldición de los años cero o de Tecumseh?
Es verdad que la historia de Estados Unidos está llena de mitos y leyendas, pero también lo es que pocas son tan intrigantes como la maldición de Tecumseh o maldición de los años cero.
Hoy te cuento esta curiosa leyenda que sostiene que todos los presidentes estadounidenses elegidos en un año terminado en cero, y cada 20 años desde 1840, han muerto en el cargo o han sido víctima de intentos de asesinato.
Esta historia es un claro ejemplo de cómo la cultura popular puede tejer narrativas en torno a eventos históricos desafortunados.
¿Cómo surge esta maldición?
La maldición de los años cero tiene su origen en la resistencia liderada por el jefe shawnee Tecumseh y su hermano Tenskwatawa, también conocido como el Profeta. A principios del siglo XIX, mientras Estados Unidos expandía sus fronteras hacia el oeste, los nativos americanos, bajo el liderazgo de Tecumseh, se unieron para resistir la invasión. La intención era crear una confederación de tribus para preservar sus tierras y su cultura. Pero en la batalla de Tippecanoe en 1811, William Henry Harrison, entonces gobernador del Territorio de Indiana, los derrotó.
Según la leyenda, tras la derrota, Tenskwatawa lanzó una maldición sobre Harrison y sus descendientes. Esta era clara: cada presidente elegido en un año terminado en cero sufriría un destino trágico. La maldición parecía particularmente dirigida a Harrison, quien se convirtió en presidente en 1840, y esta coincidencia fue el comienzo de lo que se conocería como la maldición Tecumseh.
«Les digo que Harrison morirá y cuando él muera ustedes recordarán la muerte de mi hermano Tecumsé. Ustedes creen que he perdido mis poderes, yo que hago que el sol se oscurezca y los pieles rojas dejen el aguardiente. Pero les digo que él morirá, y después de él, todo gran jefe escogido cada 20 años de ahí en adelante morirá. Y cuando cada uno muera, que todos recuerden la muerte de nuestro pueblo», anunció el profeta Tenskwatawa.
Los presidentes afectados por la maldición
Aunque podría parecer una coincidencia, la lista de presidentes estadounidenses que han muerto o sufrido intentos de asesinato tras ser elegidos en años terminados en cero es extensa, y sigue siendo uno de los aspectos más curiosos de la historia política de Estados Unidos. Vamos a conocer la lista de los afectados por la maldición de los años cero.
1. William Henry Harrison (1840): Harrison, con quien se inició esta maldición, fue elegido presidente en 1840. Pocos meses después de asumir el cargo, murió de neumonía, convirtiéndose en el primer presidente en fallecer en el cargo. Su prematura muerte fue el primer indicio de que la “maldición” de Tecumseh podría tener un fundamento.
2. Abraham Lincoln (1860): Lincoln condujo al país durante la Guerra Civil. En 1865, fue asesinado por John Wilkes Booth en el Teatro Ford. Primer presidente en morir asesinado en el cargo. Su trágica muerte reforzó la idea de una fatalidad unida a los años cero.
3. James A. Garfield (1880): Garfield fue elegido en 1880 y recibió un disparo por Charles J. Guiteau en 1881, falleciendo tras meses de agonía.
4. William McKinley (1900): reelegido en 1900, a McKinley lo asesinó en 1901 un anarquista mientras asistía a una exposición en Buffalo. Esta muerte, de nuevo inesperada y violenta, mantuvo viva la leyenda de la maldición.
5. Warren G. Harding (1920): Harding murió de un ataque al corazón en 1923, en medio de un escándalo de corrupción en su administración. Su muerte, aunque no fue un asesinato, se sumó a la lista de presidentes fallecidos antes de terminar su mandato.
6. Franklin D. Roosevelt (1940): reelegido en 1940 para un tercer mandato, murió en 1945, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial. Aunque fue por causas naturales, su muerte encajaba con el patrón de presidentes que no completaron sus términos tras una elección en un año cero.
7. John F. Kennedy (1960): a Kennedy lo asesinaron en 1963 en Dallas. Su muerte fue uno de los eventos más trágicos y controvertidos de la historia moderna de Estados Unidos. Un asesinato que impactó a todo el país y fortaleció la leyenda de la maldición de los años cero o de Tecumseh.
8. Ronald Reagan (1980): fue víctima de un intento de asesinato en 1981 cuando John Hinckley Jr. le disparó en Washington D.C. A diferencia de sus predecesores, Reagan sobrevivió al ataque, y fue el primer presidente en romper el ciclo de muertes, aunque estuvo muy cerca de ser otra víctima de la supuesta maldición.
9. George W. Bush (2000): Bush, aunque no murió, sí que sufrió un suceso violento durante su presidencia: el ataque del 11 de septiembre de 2001. Una desgracia que muchos conectaran con la leyenda de la maldición.
¿Coincidencia o causalidad?
Como imaginarás, tanto historiadores como sociólogos han debatido la veracidad de la maldición de los años cero. Todos coinciden en señalar estas muertes con simples coincidencias. Unas muertes justificadas como el resultado de los desafíos de la presidencia y las tensiones políticas. Nada que una maldición ancestral.
Sin embargo, hay quien sostiene que es imposible ignorar el número de presidentes que han muerto en el cargo tras elecciones en años terminados en cero. La sucesión de eventos fatídicos cada 20 años da lugar a especulaciones e interpretaciones místicas que alimentan la leyenda.
¿Ha terminado la maldición?
La supervivencia de Reagan tras el intento de asesinato en 1981 llevó a algunos a creer que la maldición se había roto. George W. Bush completó su mandato sin incidentes mortales, aunque sus años en el poder estuvieron marcados por desafíos y ataques externos que pusieron al país en alerta máxima.
La maldición de los años cero, aunque rodeada de un halo de misterio, no deja de ser una mezcla de historia y superstición. Con la elección de Joe Biden en 2020, el próximo ciclo en 2040 mantendrá la expectación sobre si la maldición realmente ha quedado en el pasado o si aún puede manifestarse en nuevas formas.
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