Me confieso

Me gusta hablar con la gente, sobre todo, con mis lectores, de modo que siempre contesto a todas las personas que me escriben. 
Cuando se brinda la oportunidad de poder conocer de primera mano la explicación sobre la opinión que estás aportando, es interesante, o al menos, así lo creo yo. 
Hoy me confieso.
Hace unos días una persona puso voz a un grupo de lectores, erigiéndose portavoz. No se trataba de una pregunta sino de una afirmación: “Usted es anti monárquica”. Ojiplática me quedé. Mi primer pensamiento fue “no me han entendido”, pero reflexioné con rapidez “el problema es mío, no estoy sabiendo transmitir”. A priori, no debo ninguna explicación, debería escribir y dejar que cada uno interpretase, sin más. Pero la realidad es que me debo a esas personas (pocas o muchas) que dedican un mínimo de su tiempo a leerme. 
Comprendo que, en ocasiones, mi estilo, mi dialéctica puede resultar incisivo, directo e incluso (sin ser mi intención en absoluto) puede llegar a molestar a alguien. Pero no deja de ser mera opinión y literatura.
Es por eso que, debo confesarme, dar una explicación para quien quiera recogerla.
Soy española, tengo opinión, gustos e intereses. Este no es un blog dedicado a mi persona sino a dos de mis pasiones: la lengua y la realeza. Mi religión, opinión política o aficiones carecen de relevancia. Pero me confieso: soy monárquica…
Algunos pensarán “vaya forma de demostrarlo”, “a mí no me quiera así”. 
Soy monárquica porque adoro, literariamente hablando, el mundo de los palacios, de las tiaras, de los reyes y príncipes. Y fundamentalmente, porque creo que es lo mejor que nos puede pasar a los españoles, así opiné en otro artículo de este blog En España todo es cíclico. Un rey es un representante que no está ligado a ningún color político y, lo más importante, lo conocemos desde su niñez, sabemos su educación y cada uno de sus pasos, como afirmó Pérez Reverte en una entrevista reciente.
Haciendo uso del refranero español, “querer no impide reconocer” y en este período de transparencia, hay que reconocer que, como todos, los reyes, reinas, príncipes o princesas también se equivocan. No podemos pretender que sean seres perfectos, de cuentos. 
Supongo que como todos, adoro a mi familia, sin embargo, la perfección no existe y el amor no nos ciega, por eso, identificamos los errores, los defectos de aquellos a quienes amamos y por ello, no dejamos de quererlos.
Revisando todo lo que he escrito sobre este tema, me he dado cuenta de que, en general, se ha tratado de una defensa a la reina Letizia, quien, desde mi humilde opinión, no está siendo tratada justamente por la prensa. Lo hice aportando información extraída de los medios de comunicación del momento. Ahora pregunto yo ¿la reina Letizia no es parte de la monarquía? 

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