¿Mito o realidad?

¿Mito o realidad?

¿Ha sido seguro el peor rey de España?  Carlos II lidera los primeros puestos del ranking, pero ¿fue tan malo como lo ha pintado la historia? ¿Mito o realidad?

Carlos II, el mito frente a la realidad.

Afortunadamente, con la historia ocurre como con la medicina, que avanza y lo que ayer era, hoy no lo es. Hasta no hace mucho, el reinado de Carlos II interesaba poco o nada, total, para lo que hizo el rey tarado, malformado y tonto al que llamaban el Hechizado, mejor dedicar el tiempo a desempolvar a otros monarcas. Por suerte, los nuevos historiadores, haciendo caso omiso a lo que se ha dicho y escrito sobre el reinado del último de los Austrias, han tomado como objeto de estudio esa parte de la historia para presentarnos al auténtico Carlos II.

¿Quiere decir que nos engañaron antes? No exactamente. Como siempre digo y diré, la historia se debe mirar con los ojos de la época. Claro, esto no significa que sea positivo.

La decadencia y superchería definían el siglo XVII español, de ahí que el reinado de este monarca se viera marcado por la superstición. Si España era decadente, el rey también. Pues no, no fue así.

No te negaré que Carlos II careció de preparación para reinar. Su infancia la pasó rodeado de mujeres que encargaron su educación a sacerdotes mayores y sabios, pero que no sabían transmitir sus conocimientos. Nunca se rodeó de niños de su edad y se notó en su forma de ser.

¿Cómo era de verdad?

Contaba con una personalidad débil que lo llevaba a dejarse influenciar con facilidad. Tres mujeres marcaron su vida: su madre, Mariana de Austria, que lo controló sin medida casi de forma enfermiza, y sus dos esposas.

A la primera, María Luisa de Orleans, la amó y de ella se enamoró de verdad. Estuvieron casados diez años hasta que falleció sin descendencia. Esa parecía que fue la gracia que no quiso darle el cielo, porque intentos hubo.

Famosos eran los versos cantados por la villa que no eran más que un juego de palabras entre la ciudad natal de la reina y su deber como consorte:

Parid, bella flor de lis,

En aflicción tan extraña,

Si parís, parís a España,

Si no parís, a París.

La muerte de su esposa lo dejó en un estado depresivo que probablemente respondiera más a las pócimas que lo obligaron a beber para engendrar que a la pena.

Cuando quedó viudo, tuvo que elegir esposa nuevamente y la afortunada fue Mariana de Neoburgo. Con esta los desencuentros eran mayores que los encuentros. No se llevaban bien y los problemas de esterilidad agravaron la mala relación.

Carlos II no fue un rey que tendiera a las relaciones sociales o afable, pero eso no quiere decir que respondiera fidedignamente a la caricatura que de él hizo la historia.

Gracias a las cartas que escribió y en las que han reparado los historiadores del siglo XXI, podemos constatar que poseía una inteligencia normal y que estaba más sano de lo que se creía. Fue un rey resolutivo que se enfrentó a su manera a Luis XIV de Francia y no le salió nada mal.

También tuvo mala suerte, ya que le tocó coincidir en el tiempo con su homólogo francés, conocido como el rey Sol. El monarca más astuto, inteligente y casi sin escrúpulos de la época.

Pero el español tarado consiguió mantener intacto su imperio, ese que el todopoderoso Sol deseaba conquistar.

Su reinado

Nos encontramos ante un reinado marcado por los mitos o quizá sería mejor decir deformado por ellos. Dentro de una España dominada por el fanatismo y bastante retrasada, el rey Carlos II era el Hechizado, eufemismo de degenerado.

En realidad, fue el rey que comenzó las reformas que los Borbones se cargaron. Además, acabó con el hambre y consiguió reflotar la economía.

También hay que destacar su labor como mecenas de arte, no sólo reconstruyó una gran parte de El Escorial, sino que defendió pinturas que pertenecían a la Corona y que su segunda mujer pretendió saquear.

¿Podía haber hecho más y mejor? Seguro. Pero no nos quedemos en el extremo negativo que nos ha llegado de él, si lo prefieres lo dejamos en mediocre. Fue un mal rey, pero los hubo peores después y mejores recordados por la historia.

Para el doctor en Historia Moderna José Calvo Poyato «Un rey frágil encajaba a la perfección en el marco de un país sumido en una crisis».

Entonces, lo de el Hechizado ¿mito o realidad? Este apodo resulta injusto porque hace referencia a la parte final de su reinado y a un hecho muy concreto. Como decía antes, lo atiborraron a pócimas (que, en el mejor de los casos lo drogaban y en el peor, lo envenenaban) para ayudarlo en la fecundidad que no surtieron el efecto esperado. Y cuando salía de palacio, lejos de la corte, siempre mejoraba, de ahí el apodo. Lo de los apodos es algo que ha gustado mucho a lo largo de la historia como puedes comprobar en este artículo.

Espero que estas breves pinceladas hayan servido para apartar del mito la figura de Carlos II.

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