Borbones en el exilio

Borbones en el exilio

Unas veces los echan, otras se marchan por voluntad propia. Hoy hablamos de los Borbones en el exilio. Muchos detractores de la monarquía celebraron la marcha de Juan Carlos I, para los acérrimos no fue suficiente este alejamiento con la consecuente desaparición de la vida pública.

De cualquier modo, ha hecho algo que ya hicieron otros Borbones que llegaron antes que él, sus antepasados.

A partir de este momento decide si prefieres seguir leyendo o te pasas al podcast para que te lo cuente yo. Ya sabes que lo puedes escuchar en tu plataforma de podcast favorita. Por aquí te dejo los enlaces a YouTube y a Spotify.

Antes una reflexión en este sentido: Cualquier forma de gobierno en España fracasará en algún momento, porque tendemos o llevamos implícito en nuestra genética la mano larga y poseemos un bolsillo muy grande.

Esto es algo que vemos en política también, pero me da la impresión de que lo normalizamos por la costumbre y hemos encontrado la manera de mostrar nuestro descontento con el voto de castigo.

Si nos roba la derecha votamos a la izquierda y si es esta pues damos el voto a la otra. La única diferencia es que a los políticos los votamos, los elegimos nosotros y a los reyes no, nos vienen impuestos. Esto escuece más, pero es lo mismo.

Hasta aquí estamos de acuerdo ¿no es así? Si opinas diferente, me gustaría conocer tu punto de vista. Cuéntamelo en los comentarios.

Vale, volvamos a la monarquía que es en la que nos centramos hoy para comprobar la lista de Borbones en el exilio.

Desde 1808 todos los Borbones han terminado en el exilio menos dos: Alfonso XII y Felipe VI, sí, el nuestro. Esto hoy, mañana no sé.

Es verdad que Alfonso XII probó el sabor del exilio, pero no por culpa de su reinado, sino por el de su madre. Al restablecerse la monarquía regresó como rey y tiene el honor de haber sido el último Borbón que murió reinando.

Esto te lo cuento en este otro artículo que se titula: El último Borbón que murió reinando.

El primero en poner un pie en la frontera fue Carlos IV que abdica en 1808 en favor de su hijo Fernando VII y lo hace a causa del Motín de Aranjuez.

Lo que pasó es que el pueblo estaba hasta la peineta de las malas gestiones de un rey al que consideraban, no sin razón, débil. Un rey entregado al ocio y a la caza que había confiado todo su gobierno a Manuel Godoy, su favorito y, sobre todo, el de la reina, María Luisa de Parma.

El motín fue una protesta por la política de su primer ministro Godoy que se resuelve con este preso y con el rey en el exilio y obligado a abdicar. Sin embargo, este malestar ya venía de lejos. Un año antes había tenido lugar la Conjura de El Escorial que no fue más que un intento fallido de sustituir a Carlos IV por su hijo Fernando VII. Veían a este último como el salvador de la situación en la que se encontraba el país. ¡Toma ya! Tuvieron que pasar los años para darse cuenta de que más vale malo conocido que peor por conocer.

Al final Fernando VII subió al trono apoyado por quienes derribaron a su padre, incluido él mismo. Como ves, en el mundo del trono se impone la corona al corazón. Más tarde ya en nuestra época, Juan Carlos I hizo algo parecido al saltarse a su padre en la línea de sucesión y Felipe VI adelantó por la derecha al suyo, pero eso ha pasado mucho tiempo después. Sigamos el orden cronológico, que nos perdemos.

Esta, la de Carlos y Fernando, fue la primera vez en la historia que un rey abdicaba forzado por parte de la aristocracia y del propio heredero. Lo sé, la música vuelve a sonarnos familiar, pero como te digo, ellos fueron los pioneros.

Llegamos a Fernando VII que, tras la abdicación de su padre en marzo, estuvo en el trono hasta mayo. Y es que lo de estos dos es de traca.

No había quedado muy claro el motivo de la abdicación de su padre y si él había seguido las pautas correspondientes para sentarse en el trono. Por otro lado, Napoleón no lo reconoció como rey y Fernando VII no tuvo pudor en venderle la corona. Todo por dinero y comodidad.

Se empezó entonces una campaña propagandística por parte de sus partidarios para lavar la imagen del rey. Lo presentaban como el damnificado e inocente. A quienes culpaban era a Napoleón y a Godoy (a este ya lo había sacado de prisión el emperador). El resultado es que el pueblo, engañado de verdad no como el rey, pidió el regreso de Fernando VII, de ahí que se le conozca también como el Deseado.

Ya van dos Borbones en el exilio.

La siguiente reina que marchó al exilio fue su última esposa, María Cristina de Borbón, que le gustaba el poder y el dinero más que a ningún Borbón.

A ella la menciono pese a que fue consorte, sólo porque, tras la muerte del rey, se convirtió en regente hasta que su hija Isabel subió al trono. Bueno, en realidad, la echaron antes y Espartero tomó la regencia.

De cualquier modo, podemos sumarla a la lista de reyes exiliados como también lo fue su hija Isabel II. Una reina a la que la historia ha maltratado como mujer, pero esto es otra historia. Lo que importa hoy es que una revolución, La Gloriosa, la mandó al exilio cuando se encontraba de vacaciones en el norte.

Esta revolución fue el desencadenante de una concatenación de hechos de los que gran parte de culpa tuvo su madre, la que fue regente. Pero era tal la influencia que ejercía sobre su hija y lo que le gustaban los beneficios de la corona, que terminó por fastidiar el reinado de Isabel II, la de los tristes destinos como la llamó Galdós.

Esta reina, Isabel, fue una víctima más de su madre tanto en lo personal como en lo político. Por supuesto, también se encargó de cometer sus propios errores y nunca supo admitirlos. Así que, a la frontera.

El caso de su hijo Alfonso XII es la excepción, pues pese a haber vivido en el exilio con ella, fue el último Borbón que murió reinando y eso fue en 1885. Ya lo hemos dicho. El siguiente Borbón que supo lo que era el exilio fue su hijo, Alfonso XIII. Este ya nació rey pues fue hijo póstumo y como su familia era un imán para el dinero que tanto le gustaba, ¡ay, lo que le gustaba! Este rey hizo méritos propios para terminar con el pie y el cuerpo entero en la frontera.

Su historia es apasionante para novelarla, más incluso que la de su nieto del que ahora hablaremos. Si quieres saber más y mejor sobre Alfonso XIII, lee la novela En los ojos del rey que tienes disponible en Amazon.

Este Alfonso aceptó una dictadura con rey, se conoce como el rey perjuro y terminó en el exilio no por rey, sino por ladrón como dicen que aseguró Valle-Inclán.

Y llegamos al último que también se ha marchado de la patria: Juan Carlos I. Con él se cierra, por el momento, el círculo de los Borbones en el exilio. Esta historia no hace falta que te la cuente, porque es historia viva de España. Exiliado o autoexiliado, por el bien de España, por deseo del Gobierno, por orden de Felipe VI, su hijo, con la finalidad de aportar transparencia y salvar o prolongar la vida de la institución. Quizá una mezcla de todo. La cuestión es que una vez más la historia se repite y recuerda, salvando las distancias temporales, a tiempo pretéritos.

Como ves, el idilio entre los Borbones y el exilio viene de largo.

Te espero la semana que viene para más historias.

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