Último Borbón que murió reinando

Último Borbón que murió reinando

Hablamos esta semana del último Borbón que murió reinando.

Desde la muerte de la reina Isabel II de Inglaterra y ahora con la de Constantino de Grecia, muchas son las ocasiones en las que se alzan voces para preguntar cómo se procederá en España cuando le llegue la hora a Juan Carlos I.

Tenemos que remontarnos en nuestro país hasta Alfonso XII para hablar del último Borbón que murió reinando. Hoy la situación es bien distinta a entonces, porque su bisnieto, Juan Carlos I, está en el exilio, autoimpuesto o impuesto, pero en el exilio. Es decir, que, pese a que continúa con el título de rey, lleva el apellido ‘emérito’, por tanto, no es ya un rey reinante. Sólo la casa real y el Gobierno conocen el protocolo de actuación. Presumiblemente, el Gobierno sería el encargado de decretar el luto oficial. En 2010 se aprobó un real decreto con los pasos que se seguirían en una situación como esta y que puedes leer en el BOE.

Según el decreto de honores militares, en el momento en el que se conozca la muerte de un rey en España, tanto a banderas como estandartes se les colocará crespón y se izarán a media asta. También habrá cañonazos, descarga de fusilería y acompañamiento militar de todos los ejércitos. 

Pero, como decía, no ha habido en España ningún funeral real desde Alfonso XII y de eso hace hoy 138 años. Las cosas han cambiado y mucho, por lo que es de suponer que el ceremonial fúnebre de nuestros reyes diste del de este monarca. En el caso de Juan Carlos por el carácter de exiliado, en el de Felipe, porque se presupone que aún deben pasar muchos años más hasta que nuestra patria se vea en la tesitura de su funeral. Eso en el caso de que continúe la monarquía.

¿Cómo despidió el pueblo español a Alfonso XII?

Este rey murió muy joven, le faltaban un par de días para cumplir los 28 años. La tuberculosis se llevó al joven Alfonso XII el 25 de noviembre de 1885.

¿Qué se hizo? ¿Cómo se procedió?

El ceremonial fúnebre fue solemne y complejo respondiendo al protocolo de los Austrias y que los Borbones apenas modificaron.

Para empezar, fue la propia reina la encargada de lavar y preparar el cadáver del rey para su posterior embalsamamiento. Esto es lo primero que no será igual en nuestro tiempo, ni para un rey ni para cualquiera ya con total seguridad. En ese caso, ni Sofía ni Letizia se encargarían de tal desempeño. Esto es algo completamente arcaico.

Por otro lado, la capilla ardiente se abrió en la misma habitación del palacio del Pardo en la que había muerto el rey unas horas antes. Allí se celebraron varias misas y el velatorio. Dos días después del fallecimiento, un coche estufa tirado por ocho caballos negros trasladó el féretro del rey a Madrid. Este féretro estaba cubierto por un terciopelo negro bordado en oro.

El cortejo estaba encabezado por la familia real seguida de los grandes de España en sus coches, el clero, ayudantes del rey, el Real Cuerpo de alabarderos, el Regimiento de lanceros de la reina y lo cerraba los diferentes servidores de la casa real portando hachones encendidos.

En la ermita de San Antonio de la Florida se hizo una parada para rezar un responso tras el que se continuó hacia el palacio Real. Allí, en el salón de Columnas, se instaló la capilla ardiente para que el pueblo despidiera a su rey. El 30 de noviembre, cinco días después de fallecer, llevaron sus restos mortales en tren hasta el panteón de los reyes de El Escorial.

El acto que tuvo lugar allí dentro, y que se celebró en la más absoluta intimidad, es una mezcla entre curiosa y ridícula en el siglo XXI, pero ya sabes que no podemos mirar al pasado con los ojos del presente. ¿Por qué digo esto? ¿Qué sucedía? Verás, el cuerpo lo recibieron algunos miembros de la comunidad agustina vestidos con hábitos negros y portando antorchas encendidas. Celebraron una misa funeral y trasladaron el cuerpo al panteón real. Ahora viene la parte más absurda, porque el montero mayor primero y el jefe de alabarderos después pronuncian tres veces el nombre del rey para concluir: «Pues que Su Majestad no responde, verdaderamente está muerto». Tras esta evidencia, se rompió en dos el bastón de mando del rey y se depositó en sus pies.

El último acto fúnebre en homenaje al rey fue un funeral de Estado que se celebró doce días después de su muerte al que asistieron representantes de todas las casas reinantes europeas. Y aquí termina la breve vida del último Borbón que murió reinando.

A partir de este momento, comenzó la larga regencia de su esposa, la reina María Cristina de Habsburgo, hasta que nació su hijo varón Alfonso XIII y tuvo edad de reinar y lo hizo durante unos cuarenta años, pero, como casi todos los Borbones, terminó en el exilio y allí se fue de este mundo. Tras él, tuvimos un tiempo largo de descanso monárquico y más convulso que los años en los que tuvimos a los Borbones (República, Guerra Civil y Dictadura). Tras este periodo comenzó la tercera restauración borbónica con Juan Carlos I, que ahora está en el exilio y no sabemos si volverá antes de morir (no lo creo). Este rey abdicó en favor de su hijo Felipe VI que, aunque en estos momentos está reinando, presumiblemente no fallecerá en breve. Por tanto, contamos con dos reyes que inevitablemente fallecerán, pero que presentarían hoy dos escenarios bien distintos.

En la actualidad, todo este procedimiento funerario que se llevó a cabo con Alfonso XII sería impensable. Ni la monarquía más tradicional y decana como la inglesa procedió de manera similar. Lo que seguro sí tendremos en España será polémica y muchas horas de debates televisivos como con todo lo que tenga relación con la tradición y la historia. Por descartado, el mundo político será el que nutra a las televisiones.

Hasta aquí este artículo sobre el último Borbón que murió reinando. Por si te perdiste el de la semana pasada, este es el enlace al blog para leerlo y este el enlace de YouTube para escucharlo.

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