Derecho de beso
En el último paseo por la historia a través de sus curiosidades de esta temporada, viajamos hasta la antigua Roma para hablar del derecho de beso.
Para Neruda, un beso guardaba todo aquello que no decía, recuerda el verso En un beso sabrás todo lo que he callado. Para los romanos, los besos demostraban todo lo bebido. Lejos del romanticismo al que nos lleva el poeta, el romano descubría la decencia de su esposa mediante este gesto.
A qué se refiere la decencia es lo que vamos a descubrir en nuestro último artículo de la temporada. Recuerda que este blog regresa en septiembre con nuevas curiosidades para descubrir la historia desde otro punto de vista.
Bien, pues la decencia romana está relacionada con el vino o, mejor dicho, con la privación de este para las mujeres. Porque una buena matrona romana no bebía vino en ausencia de su esposo.
La mejor manera que se les ocurrió para comprobarlo era con un beso. El beso al llegar a casa por parte del marido no respondía a un gesto de cariño o de saludo, sino de comprobación. De esa forma se aseguraban de que su mujer no había bebido vino mientras no estaban.
La mujer no podía negarse a recibir un beso de su esposo, pero tampoco de su padre, de sus hermanos e incluso de primos, porque todos ellos gozaban del llamado derecho de beso o Ius osculi.
El motivo por el que tenían prohibido las mujeres respetables el consumo del néctar del dios Baco es que las podía inducir al adulterio o propiciar el aborto.
Por supuesto, de esta comprobación estaban exentas las mujeres consideradas desgraciadas, grupo al que pertenecían las bailarinas, las camareras, las actrices y las prostitutas.
El simple hecho de haber bebido vino era motivo más que suficiente para que un hombre repudiara a su mujer o la castigara. El castigo podía venir por parte del marido o por cualquier otro miembro de la familia, masculino por supuesto, sin necesidad de que hubiera un juicio público. El castigo más común era el encierro, el confinamiento. Claro que también se dieron casos de apaleamiento y el asesinato a golpes o por inanición.
Aún hay más, porque si se demostraba que una mujer tenía la llave de la bodega, también podía ser castigada sin haber bebido. En estos casos el castigo solía ser el repudio.
También es cierto que pocas veces se llegaba a estos extremos de castigo. Lo normal es que la mujer fuera confinada en el hogar durante un tiempo.
Según la ley, este derecho de beso se podía y se debía ejercer cada día, aunque no todos los maridos lo hacían a diario. Los esposos más conservadores eran los más dados a ejercer el derecho al regresar a casa de su trabajo.
¿Cómo nació esta costumbre?
Se cree que fue establecida por el fundador de Roma, Rómulo.
El derecho de beso estuvo vigente hasta el reinado del emperador Tiberio.
Este emperador trató de suprimirlo o limitarlo a los casos en los que, de verdad, hubiera indicios sólidos de que la mujer había bebido vino sin su esposo.
Porque, al fin y al cabo, las mujeres solían poseer las llaves de la bodega.
La costumbre terminó decayendo hasta desaparecer por una razón práctica: el beso con los diferentes parientes facilitaba la transmisión de enfermedades como el herpes, que se convirtió en epidemia en la época.
Esta condición de inferioridad y sumisión de la mujer desapareció por tanto gracias a una cuestión de salud.
Como siempre digo, para entender la historia no podemos mirar al pasado con los ojos del presente. En este sentido, cabe recordar que en los años 50 del siglo XX la mujer española tenía prohibido beber alcohol en público y que, hasta casi la mitad de ese siglo, no era recomendable la presencia femenina sin compañía de los maridos en los cafés. En el artículo titulado «Alcohol servido en teteras» te lo cuento y en la novela Anna, no mires atrás te adentrarás en la vida de las mujeres de la primera parte del siglo pasado. Sin duda, una lectura ideal para estos meses de verano.
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En julio puedes disfrutar de los videopódcast de verano en mi canal de Youtube @mmartinezsonia.
Me despido hasta septiembre enviando un beso para todos.
muy interesante,me encanta la historia, te deja jn sabor agradable de tiempos pasados
Muchas gracias, Lourdes. Sigue disfrutando de la historia y felices vacaciones.