La amante de Alfonso XIII

Los Borbones están de moda, ¡qué duda cabe! y el rey emérito se empeña en poner de relieve mi novela En los ojos del rey gracias a todas las similitudes que contemplamos con su abuelo: Alfonso XIII. Bienvenido una semana más al blog y recuerda que si lo prefieres, puedes escuchar La amante de Alfonso XIII como podcast. Te dejo los enlaces de YouTube y Spotify.

Sí, hoy hablamos de la amante de Alfonso XIII, pero ¿cuál de todas? Claro, es que hubo muchas, porque Alfonso XIII fue el Borbón más sicalíptico. ¿Sicaqué? Vale, hagamos un alto en el camino para hablar de este adjetivo. La sicalipsis es un sinónimo de obsceno o pornográfico y la RAE lo define como «malicia sexual, picardía erótica». Veamos de dónde procede el término?, ¿cuál es su etimología? En verdad, el vocablo ‘sicalipsis’ es una creación comercial de principios del siglo XX, apareciendo por primera vez en 1902 para anunciar una obra pornográfica en el diario El Liberal de Madrid.

La crearon los publicistas de principios del pasado siglo y está formada caprichosamente por la unión de las palabras griegas ‘sykon’ cuyo significado es higo y ‘aleipsis’, untar. Por lo que la sicalipsis no es otra cosa que el frotamiento del higo. No obstante, se emplea con más frecuencia el adjetivo que de ella se deriva; sicalíptico. Se convierte así en la entrada empleada para las fiestas, orgías, películas, reuniones, imágenes… de los añorados, que no dorados en España, años 20.

Teniendo en cuenta que este rey trajo la pornografía a nuestro país, seguro que ya entendemos ahora que me refiera a él como el Borbón más sicalíptico. Vamos entonces a hablar de la amante de Alfonso XIII. En este caso te hablo de la favorita que no es otra que la actriz Carmen Ruíz Moragas, también conocida como la Borbona. La conoció cuando asistió a una representación en la que ella era la actriz y le pidió al marqués de Viana que se la llevara a un apartado para conocerla.

Las actrices jamás se negaban a intimar con el rey mostrándose encantadas de sentirse elegidas. Carmen no fue la primera actriz, tampoco la última. Ella, sin embargo, no accedió con facilidad y eso me gustó; consiguiendo que mi deseo por ella aumentara, que la obsesión me llevara a encapricharme más de su cuerpo.

Capítulo 9 En los ojos del rey

Pero Carmen fue más que la amante de Alfonso XIII, porque con ella formó una familia paralela a la real. Le dio los hijos sanos que el rey creía no tener en palacio. No todos estaban enfermos como puedes leer estos dos artículos dedicados a los hijos y a las hijas.

La actriz había llegado a la vida del rey como una amante más, sin embargo, se convirtió en el gran amor de su vida.

Pero la gran vía de esparcimiento vino indiscutiblemente de la mano de mi Carmela. Con ella el tiempo pasaba rápido. Al principio, eran días y encuentros únicamente de cama y pasión. Con ella descubrí el verdadero sexo, el placentero, el extremo, el amor. Nuestra relación nació basada en una fuerte atracción sexual. Carmen despertaba en mí los instintos más básicos de un hombre, pues supo ser una mujer a medio camino entre la decencia y la lujuria. Y yo que caía más en la lujuria convivía con la mujer que tendía a la decencia.

Carmen hacía posible todas mis fantasías, se convirtió en mi mejor medicina y aquellos procesos depresivos, a los que tan proclive era, comenzaron a esparcirse cada vez más en el tiempo.

Capítulo 9 En los ojos del rey

Con ella hizo realidad todas sus fantasías, pero también encontró el calor de un hogar de verdad, nada que ver con la frialdad que se respiraba en palacio donde el amor de pareja hacía tiempo que murió.

Esta relación pasó por diversos altibajos. No todo fue un camino de rosas. En primer lugar, por el difícil carácter del rey que tendía a la depresión, por un lado; por otro, debido a la necesidad irrefrenable de yacer con cualquier tipo de mujer. Al final, todo esto hizo mella en la actriz que terminó por abandonarlo. Antes le dio dos hijos y él le puso un palacete para que criara a los bastardos.

¿Quién era la Moragas? Así la define el mismo monarca en la novela En los ojos del rey:

Carmen era la primera actriz del Teatro Español, interpretaba las obras de los grandes dramaturgos de la época lo que hacía que su fama y reconocimiento fueran en aumento. Su belleza y cultura no sólo me atrajeron a mí, sino que eran muchos los hombres que la deseaban y que quedaban prendados de su inteligencia y belleza a partes iguales. Este fue el caso del famoso torero mexicano, Rodolfo Gaona, que comenzó a cortejarla enamorado perdidamente de ella aun antes de haberla conocido.

Su vida no fue nada fácil. En realidad, todas las mujeres que se cruzaron en la vida de Alfonso XIII acabaron mal. Ninguna disfrutó de una existencia feliz. Este, por supuesto, fue el caso de la protagonista de hoy.

Con ella tuvo dos hijos, Teresa y Leandro, pero a ninguno les dio su apellido, aunque los cuidó económicamente hasta el final. Ellos fueron la familia clandestina, pese a que era un secreto a voces, pues poco se escondía.

Carmen murió con tan sólo treinta y nueve años de cáncer de útero. La amante de un rey se despedía de la vida abrazando a la república. Así, le dice el rey en el capítulo 26:

—La situación es la que se percibe, crisis total. Pero tú estarás contenta, al fin y al cabo, en los últimos meses has abrazado más a la república que a la monarquía, ¿no es verdad? El poeta ha ganado al soldadito. Ya no tienes que ocultarlo, Carmela.

Su muerte fue tan triste como su existencia. Si te interesa este tema, puedes recrearte en él y descubrir el final desamparado de la mujer que más feliz hizo al último Borbón antes de la Democracia a través de las páginas de la novela que puedes empezar a leer aquí.