Mozart el escatológico
En el paseo por la historia a través de sus curiosidades de hoy, hablamos de Mozart el escatológico. Por aquello de ampliar las miras y salir de los tópicos.
Si te nombro a Mozart, lo más probable es que te venga a la cabeza Las bodas de Fígaro o Don Giovanni, es decir, que lo conectes con la música. Todos pensamos en Mozart como ese niño prodigio rodeado de clavicordios, violines y pianos que deslumbró a la mismísima familia imperial en el palacio de Schönbrunn (el de la famosa emperatriz Sissi ¿recuerdas que hablamos de ella y su adicción a la cocaína?). En definitiva, todos lo relacionamos con la exquisitez y la elegancia, un personaje alejado de lo soez. Pero no te preocupes que para eso estoy yo aquí, para sacarte de tu burbuja romántica y presentarte la realidad más desconocida.
Porque el niño prodigio era, además de un virtuoso, precisamente eso, un niño. Y ¿a qué niño no le hacen gracia las marranadas tipo culo, caca, pedo, pis por muy superdotado que sea? Esto es una realidad con la que convivimos quiénes tenemos un niño cerca: lo escatológico hace gracia.
Por cierto, ¿has escuchado «la canción de la caca»? Lo normal es que no, claro. Es la mayor bobada del mundo que a los niños les hace reír cada vez que la escuchan como si fuera la primera vez. Alucina, porque la tienes en Spotify. Anda, ve a escucharla para saber de qué hablo, yo te espero por aquí.
No sé si habrás hecho caso, tampoco hace falta. Sin embargo, esta tontada es importante para contextualizar el tema que hoy nos ocupa y comprender mejor a Mozart el escatológico, aunque sea para demostrar que era humano.
Ahora vayamos por partes.
¿Por qué afirmo tal cosa del maestro de la música clásica? Sencillamente, porque hay constancia de una serie de cartas, que incluso se pensó en ocultar, entre Mozart y su prima Maria Anna Thekla Mozart en las que el humor escatológico está presente. Y se pensó en ocultarlas porque a los estudiosos y seguidores les explotaba la cabeza de pensar en que de su genio salieran tales cochinadas.
Esta carta de Mozart a su prima es un claro ejemplo de lo que te hablo:
Bueno, te deseo buenas noches,
pero primero cágate en la cama y hazla reventar.
Duerme profundamente, mi amor.
En la boca te meterás el culo.
Pertenece al grupo de cartas denominadas «cartas de la Bäsle», es decir, de la primita. Son cartas que se intercambian los primos después de pasar unos días en la casa de Maria Anna en Augsburgo. En todas ellas, la escatología se combina con juegos de palabras y referencias sexuales. Al parecer Mozart también se enamoró de ella.
Pero no sólo su prima fue la destinataria de este tipo de misivas. Hay un total de cuarenta dirigidas a sus padres, hermana e incluso amigos.
No contento con esto, se animó a componer unos cánones para sus amigos titulados: Lámeme el culo o Lámeme el culo hasta dejarlo limpio.
Llegados a este punto, los estudiosos se plantean dos opciones incapaces de aceptar que el erudito, elegante y exquisito Mozart escribiera o compusiera tales marranadas. Esto era inconcebible.
La primera de estas opciones responde al humor escatológico tan de moda en el siglo XVIII, una época que fue bastante más desenfadada de lo que podamos llegar a creer, lo que solía desplegarse en el teatro y la música.
El teatro popular alemán de la época de Mozart estaba influido por la comedia del arte italiana y de ahí surge un personaje de gran popularidad, Hanswurst.
Este era un hombre robusto y un tanto chabacano, que entretenía al público fingiendo que se comía cosas de lo más inverosímiles para defecarlas después en frente de todo el mundo, claro allí estaría la gracia.
Por otro lado, hay quienes ven la escatología como una salida social y política frente al sistema aristocrático alemán, inamovible y hereditario.
La vulgaridad era una respuesta al refinamiento cultural. En este sentido, Schroeder pone sobre la mesa la opción del trasfondo político para la escatología en el teatro popular. Sus espectadores vivían en un sistema de aristocracia hereditaria que los excluía de la participación política.
La tosquedad del teatro popular escatológico era un contrapunto a la refinada cultura impuesta desde las clases más altas. En una carta, Mozart describe a los aristócratas en términos escatológicos. Así, identificó a los que se encontraban presentes en un concierto en Augsburgo como «la duquesa Palmada-culo, el conde Placer-meón, la princesa Apesto-a-caca y los dos príncipes Olla-panza de Cola-de-cerdo».
Un estudio de Alan Dundes, folklorista y antropólogo, asegura que el pueblo germano era aficionado al humor escatológico. Incluso las canciones y los cuentos populares, los proverbios y el habla popular dan cuenta de la mierda, un tema que al parecer les encanta. No sólo Mozart hacía gala de este humor, también Goethe, Heinrich Heine y hasta Lutero lo hacían. De hecho, algunas de las frases que usó Mozart no son suyas, sino que las tomó del folklore y la cultura popular.
Mozart el escatológico demuestra que nadie dijo que no se pueda ser un genio y cochino a la vez.
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