Un paseo por el Palacio Real

Un paseo por el Palacio Real

Hoy te propongo un paseo por el Palacio Real, pero un paseo en el que desentrañemos su historia. ¿Quieres saber cómo era la vida palaciega?

Acompáñame que nos vamos a adentrar más allá de sus muros.

Y es que si hay un escenario imponente e importante dentro de la historia de la monarquía española, este es el Palacio Real de Madrid. Centro neurálgico de la vida cotidiana de los reyes y sus familias, así como lugar desde el que se dirigía el devenir del país.

Todos los borbones, con la excepción de Felipe V, fueron inquilinos de este palacio. De modo que lo estrenó Carlos III y el último Borbón que lo habitó fue Alfonso XIII. En él también vivieron los reyes José Bonaparte y Amadeo de Saboya.

Primer y último Borbón que habitó el Palacio Real

Curiosamente, su último inquilino no fue un rey, sino el presidente de la II República: Manuel Azaña y durante ese período pasó a nombrarse Palacio Nacional.

Quizá Azaña, que entró como se dice vulgarmente a cama caliente, se encontrara con la última cena que se sirvió el 14 de abril del 31 para los reyes y que quedó sin probar. Recordemos que Alfonso XIII salió aquella misma noche al exilio y su familia a la mañana siguiente.

El menú que pudo haber cenado la familia real en la última noche que pasaron en palacio estaba compuesto por: consomé, medallones de merluza, supremas de pularda, solomillo frío, espinacas a la crema y helado de moka.

Bastante apetecible, ¿no crees?

Vamos a empezar desde el principio a descubrir las entrañas de esta mole de piedra.

¿Cuándo se construyó? Porque, aunque lo parece, no siempre estuvo ahí.

El Palacio Real se construye sobre el terreno que dejó el Alcázar, residencia oficial de los reyes hasta que un incendio en la Nochebuena de 1734 durante el reinado de Felipe V, primer Borbón, lo destruyó.

Este Alcázar era una fortaleza musulmana que sirvió de residencia oficial de la familia real española desde los Trastámara hasta que el incendio que lo devoró en la época del primer Borbón.

Alcázar Real

Hay quien dice que el fuego fue provocado por el rey, porque detestaba el Alcázar y quiso levantar un palacio según su estilo. Es curioso, porque este nuevo Palacio Real no fue del gusto de ninguno de los reyes que allí vivieron. De ahí las constantes reformas que se llevaron a cabo, así como el cambio de decoración. Las reinas tampoco conservaron un buen recuerdo de este lugar, pero quizá por otro motivo muy distinto, pues ninguna fue feliz.

De hecho, la última reina consorte que allí vivió, Victoria Eugenia, al regresar a España cuarenta años después de su exilio para amadrinar a su bisnieto, el entonces Príncipe Felipe, volvió la cabeza al pasar por al lado del palacio para no verlo.

Pero volviendo a sus orígenes y construcción, cabe destacar que se trata de una gran mole de piedra a petición del propio rey. Este no quería que hubiera ni una sola viga de madera para evitar incendios como en el caso del Alcázar. Esta decisión desembocó en un problema importante: el frío. Todos sus habitantes siempre se quejaron del frío que allí pasaron.

El Palacio Real es una construcción que llama la atención por su tamaño. Es el más grande de toda la Europa Occidental. Sí, es más grande que Versalles o Buckingham.

Lo que de él vemos son las seis plantas que hay a nivel del suelo, pero pocos saben que hacia abajo hay nada más y nada menos que ocho plantas más.

En números, el Palacio Real, también conocido como Palacio de Oriente por estar situado en la plaza de Oriente, cuenta con un total de 3 418 estancias (entre habitaciones, salones y cámaras), 240 balcones y 44 escaleras.

Como decía antes, este Palacio lo mandó construir Felipe V, pero al tardar unos treinta años en terminarse, fue su hijo Carlos III el primero en habitarlo.

Vista su estructura, te invito a entrar a este imponente lugar.

¿Vamos?

Como es evidente, no entraremos en las más de tres mil habitaciones que tiene, pero sí en las más destacadas llegando hasta la cocina y más allá.

Salón Gasparini.

Esta estancia fue decorada al gusto de Carlos III, quien era amante de lo recargado e introdujo el estilo rococó en la corte.

Esta sala fue la elegida como vestidor del rey, pues siguiendo la costumbre de la época, el rey se vestía en presencia de la corte y el lugar escogido a tal efecto fue este salón.

Salón Gasparini.
Foto: Patrimonio Nacional.

Comedor de gala.

Es de los más grandes de Europa y en él se encuentra la Mesa Imperial con sus 80 metros de largo para 200 comensales.

Hoy se usan aún los tableros y caballetes de la época de Alfonso XIII.

Salón de Columnas.

Esta estancia tiene una relevancia especial, pues en ella han ocurrido hechos tan históricos como la firma de abdicación de Juan Carlos I.

Abdicación Juan Carlos I. Foto de Casa Real.

Decía al principio que a nivel del suelo eran seis las plantas del Palacio y ocho hacia abajo. Vamos a pasear ahora por la zona de servicio: la zona de abajo.

Llegamos así a las Reales Cocinas.

Estas se conservan como estaban a mediados y finales del siglo XIX. Las últimas renovaciones se llevaron a cabo durante los reinados de Isabel II y Alfonso XII. Se unieron en una las tres cocinas existentes: la de los Príncipes, los Reyes y el Estado.

Un dato interesante: en época de Carlos III toda la familia comía a la vez, pero por separado. El rey, por ejemplo, comía en presencia de parte de la corte y del Estado, sin embargo, lo hacía en una mesa solo.

El último uso continuado de estas cocinas fue durante el gobierno de Azaña. Y en 2004 sirvieron de apoyo al catering servido en la boda de los actuales monarcas: Felipe y Letizia. También durante las cenas de gala que se celebraban en el Palacio.

Fue en 2012 cuando se clausuraron para restaurarlas y poder abrirlas al público como parte de la visita al Palacio.

Ahora vamos más allá. Seguimos bajando para adentrarnos aún más en las entrañas del palacio, porque a lo largo de la historia se han ido construyendo túneles que lo unían con la villa.

Uno de ellos durante el reinado de José Bonaparte. Este rey no contaba con el favor de los madrileños que lo increpaban cada vez que lo veían. Por eso, mandó construir un túnel, que llegaba a lo que hoy es Madrid Río, para poder salir de su jaula de oro sin ser visto por las calles de la ciudad. Se conoce como «Túnel de Bonaparte».

Sería interesante poder visitar todo ese entramado de túneles y galerías que dibujan el subsuelo del palacio, porque allí se vivió tanto o más que en las plantas superiores. Al menos, estoy segura, lo más interesante y novelable de la vida palaciega.

Otro de los túneles lleva al convento de la Encarnación donde Felipe IV y la familia real iba a rezar sin tener que pasar por las calles de Madrid. Hay que pensar en la ciudad de la época, cuyas calles eran muy estrechas y sin asfaltar, lo que provocaba que estuvieran embarradas siempre. Además, la angostura de las mismas facilitaba a los asaltantes acercarse libremente a los reyes. En definitiva: salubridad y seguridad nula.

También por esos túneles, Alfonso XIII solía escapar para ir al Anciano Rey de los Vinos a tomar el vermú.

Varias noches, con la finalidad de burlar la seguridad y no ser reconocido por la gente que transitaba cerca de palacio, utilizaba los túneles del mismo que conducían directamente al interior de la taberna de la calle Bailén acompañado de mis fieles amigos Romanones y Pepe Viana. Allí servían y hacían el mejor vermú de Madrid, me pregunto si aún seguirá existiendo esa taberna… Disponíamos de un reservado donde nadie nos podía molestar y departíamos sobre las cosas más triviales durante largas horas.

En los ojos del rey. Capítulo 9

Tres anécdotas sobre este regio lugar.

La primera. Este palacio también fue testigo de un atentado y es que cuando la reina Isabel II iba a presentar a su hija Isabel, conocida posteriormente como la Chata, a la Virgen de Atocha, en una galería de palacio, un cura le clavó un puñal a la reina. Debió estar eternamente agradecida a su corsé, ya que el cuchillo de veinte centímetros chocó en una de sus varillas salvándola de la muerte.

La segunda. Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y padre de nuestro emérito, solía decir que solo comía caliente cuando viajaba, porque en casa, o sea en el palacio, comía tibio o frío.

El motivo no era otro que la distancia, porque los comedores estaban cinco plantas por encima de las cocinas y pese a que había calientaplatos por el camino, no era suficiente.

La tercera. La reina Victoria Eugenia solía revisar que llevaba todo lo necesario antes de salir de sus habitaciones. Las distancias eran grandes paseos y tener que volver a ellas era un tiempo perdido, tanto si volvía ella o alguien lo hacía por ella.

Y hasta aquí el paseo por el Palacio Real. ¿Te ha gustado?

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La imagen del Palacio Real es de Patrimonio Nacional.

En mi novela En los ojos del rey podrás descubrir cómo era la vida de la última familia real que habitó este Palacio.

Si quieres recibir un ejemplar dedicado, puedes pedirlo en la web.

2 thoughts on “Un paseo por el Palacio Real

  1. Una vez más me has dejado alucinado. Mira que conozco cosas del Palacio, pero alguna, me la has desentrañado tú ahora. Por cierto, que el Gato Madriles ha vivido allí muchos siglos, y tiene muchas anécdotas que contarte ?

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