Morir ahogado en cerveza

Morir ahogado en cerveza

La vida está llena de extraños sucesos. Esta semana, el paseo por la historia a través de sus curiosidades nos lleva hasta el Londres del siglo XIX para hablar de un episodio en el que morir ahogado en cerveza.

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La ciudad de Londres sufrió en 1814 un desastre conocido como el London Beer Flood en el que al menos fallecieron ocho personas.

Lo que bien podría tratarse de un sueño para Homer Simpson se convirtió en el accidente industrial más severo de la época provocando un tsunami de cerveza.

Vamos a conocer la historia en la que morir ahogado en cerveza.

Todo comenzó en la fábrica de cerveza Horse Shoe. Unos años antes habían instalado un tanque de fermentación de madera de casi siete metros de altura. Para sostenerlo lo rodearon con unos anillos de hierro. En octubre del 14 uno de esos anillos se rompió y poco tiempo después el peso del líquido acabó por quebrar todo el barril provocando una ola gigante que, a su paso, arrastró a otros barriles. La fuerza de la marea de cerveza fue tal que derrumbó la parte trasera de la fábrica para fluir libre por el cauce de un río inventado provocando una inundación de cerveza.

Como siempre, los desastres ocurren en las zonas donde más daño pueden ocasionar y esta enorme ola de cerveza, acompañada de escombros y de todo lo que a su paso iba recogiendo, discurrió por uno de los barrios más humildes de casas habitadas por prostitutas, gente pobre e indigentes.

Para que lo anecdótico dejara de serlo y la desgracia fuera aún mayor, los casi cuatro metros y medio de ola penetraron en las casas por las ventanas sin piedad arrastrando con fuerza a hombres, mujeres y niños que murieron en el acto golpeados por la fuerza de la cerveza. Ninguno hubiera imaginado jamás morir ahogado en cerveza.

Desde luego, quiénes no lo pensaron fueron las personas que velaban el cadáver de un niño de dos años en el sótano de su casa. El fallecimiento había tenido lugar el día anterior y menos de veinticuatro horas después ellos también perdían la vida de una manera tan curiosa como inimaginable.

Pero como en toda desgracia, siempre hay alguien que saca provecho. Y desde luego, resultaba difícil dejar pasar el río de cerveza. Por eso, muchos fueron los que se dedicaron a recoger el preciado líquido en recipientes para consumirlo más tarde, otros prefirieron bebérselo directamente. De hecho, se dice que hubo una novena víctima que falleció por intoxicación etílica. Por supuesto, todo esto forma parte de la leyenda y no está contrastado, pero tampoco resulta descabellada la teoría.

Como suele decirse, después de la tormenta llega la calma y, en este caso, limpiar.

El periódico The Morning Post escribió «inmensa masa de ruinas, la escena de desolación circundante presenta una apariencia de lo más espantosa y terrible, igual a la que se supone que ocasionan los incendios o terremotos».

Y el olor a cerveza marcó a la ciudad durante meses.

¿Cómo se cerró este caso?

Como cabía esperar en la época. No olvidemos que estamos en plena revolución industrial, de modo que los ricos quedaban impunes. Este es el caso de los dueños de la cervecería que no fueron acusados de negligentes y quedaron exentos de cualquier culpa. Más que eso, todo fueron beneficios para ellos, porque se salvaron de la bancarrota. ¿Cómo? Recibiendo una compensación por los barriles de cerveza perdidos, por un lado; por otro, reclamaron el impuesto especial pagado por la cerveza.

¿Qué pasó con las familias de las víctimas y con aquéllos que lo perdieron todo? Nada, los que no murieron quedaron más pobres, pero dando gracias por estar vivos, porque nadie, ni el gobierno ni la fábrica, los compensó.

La fábrica cerró definitivamente en 1922, un siglo después del desastre.

Hasta aquí esta entrega en la que morir ahogado en cerveza. Nos vemos en el próximo paseo por la historia. Recuerda que aquí abajo puedes suscribirte.

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