Tecnologías: nuestra salvación

Tecnologías: nuestra salvación

En marzo de 2019 un virus llegó a nuestras vidas y ya vamos a celebrar el primer año de convivencia. Nos trajo terror; paralizó el mundo; nos familiarizamos con palabras como Covid-19, neumonía bilateral o respiradores y los sanitarios se convirtieron en nuestros salvadores. Pero si algo hemos aprendido de este virus es a familiarizarnos con las tecnologías, nuestra salvación.

Porque doce meses después, parece que es lo único que hemos aprendido, ya que eso de la empatía no lo tenemos muy controlado. Una lástima. Todos sabemos manejar con soltura los programas de trabajo online, pero no usar bien una mascarilla.

Y es que, ¿qué es la empatía en realidad? Al igual que la gestión de la pandemia, hay tantas como implicados. Cada cual lo entiende de una manera y cuidado con alzarte en contra que salen los leones. Hay que andarse con pies de plomo, mientras tanto, aquí estamos, capeando el temporal como cada uno puede.

Un famoso colaborador de televisión e ingresado con covid, decía esta semana que pondría todo su empeño en curarse, sin embargo, se preguntaba por qué no lo puso para protegerse. Da igual los testimonios, nunca se aprende en ojo ajeno.

Si los sanitarios se convertían en nuestros salvadores, debemos agradecer a las tecnologías que podamos seguir trabajando, quienes somos los grandes afortunados de poder teletrabajar.

Mientras los sanitarios nos salvan la vida, las tecnologías las lentejas. Tanto en una parte como en la otra, no todos son afortunados. Clic para tuitear

Por cierto, hoy es el día del trabajo y me hacen una entrevista en Instagram esta tarde junto a otros compañeros de la revista.

Diario de un amor confinado. Viernes 1 de mayo de 2020

No sé por qué me sorprende, al igual que yo he podido continuar con mi trabajo de forma online, el teletrabajo ha llegado también a las iglesias. Sí, sí, como lo lees. El párroco de la iglesia de nuestro barrio, graba las misas y las cuelga en redes sociales los domingos a las once de la mañana.

Diario de un amor confinado. Lunes 1 de junio de 2020

Sin duda, han sido nuestra tabla de salvación en este sentido, sin embargo, no podemos obviar el bien que han hecho a nuestras relaciones sociales e incluso amorosas.

Durante tres meses el mundo permaneció parado. Todos encerrados en casa sin poder relacionarnos con nuestras familias, amigos, seres queridos en definitiva. En cambio, permanecimos más hiperconectados que nunca: la tecnología fue nuestra salvación.

Gracias a ella, pudimos ver a nuestros padres a kilómetros de distancia, tomar el aperitivo de los domingos con los amigos o saludar a nuestros familiares ingresados gracias a la gran labor humanitaria que llevaron a cabo los sanitarios. Ellos además de hacer impecablemente su trabajo y cuidar de todas las vidas que caían en sus manos, sirvieron de puente entre los hospitales y los hogares.

Zoom o Teams se convirtieron en nuestros mejores aliados y con ellos celebramos cumpleaños infantiles o nos acercamos a nuestros mayores intentando insuflarles ánimos, aunque a veces nos faltaran a nosotros. Asistimos a teatros, presentaciones de libros o cenas.

¿Imaginas haber vivido esto en los años 90? Sin Internet, sin móviles ni tablets ni ordenadores.

Pensando en la relevancia que las tecnologías estaban adquiriendo, me planteé cómo estarían viviendo esta situación aquellas parejas que por los motivos que sea no son convivientes o que generalmente se relacionan a través de aplicaciones de contactos.

—No sé si hay algo inteligente que decir en esta situación. La verdad es que no me lo esperaba, Mara —dijo Silvia—. Pero lo que está claro es que necesitamos animarnos. He leído que el sábado se celebra una orgía-mascarada por Zoom. ¡Alucinante! ¿Qué os parece si nos apuntamos las cinco? No se nos conocerá, la máscara es obligatoria y tampoco nos vamos a acostar con nadie. Puede ser divertido.

Diario de un amor confinado. Miércoles 1 de abril de 2020

Fue así como surgió la idea de la novela «Diario de un amor confinado». Intentando llevar al extremo la historia que vertebra la novela con la finalidad de sacar una sonrisa entre tanta lágrima vertida, muchas de las situaciones de este grupo de amigas son tan reales como la vida misma.

Una novela romántica que pretende convertirse en histórica, pero que va a tardar en hacerlo más de lo que me hubiera gustado. Y es que un año después, volvemos a estar en el mismo punto. Cada uno que haga su valoración. Antes éramos unos desconocedores, ahora tenemos muchos descerebrados.

«Diario de un amor confinado» fue el fruto de una etapa de nuestras vidas, algo que jamás imaginé que escribiría. Deseo poder seguir contando muchísimas historias, pero no me gustaría tener que escribir otra novela que nos ayude a recordar que vivimos lo más parecido a una guerra.

En el primer artículo del año pasado me sentía feliz por dar comienzo a los años veinte, pues los del siglo pasado me atraen en demasía y decía que de nosotros dependería que los de nuestro siglo fueran dorados o solo bañados en oro. De momento, estamos consiguiendo imitarlos bien adaptándolos a nuestra época. Ahora los expertos (palabra que tan de moda se ha puesto) dicen que cuando volvamos a la normalidad vendrán los años de descontrol y desenfreno. En definitiva, que asistiremos a nuestros locos años veinte.

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